domingo, 19 de agosto de 2012

Los farsantes de la libertad


El mundo está lleno de farsantes a los que nadie denuncia. Al contrario, hemos aprendido a convivir con ellos y muchos incluso los ven con simpatía. Cuando se trata de farsantes de las profecías, las religiones, el tarot, la quiromancia, los hechizos y todos esos embustes fabricados para engañar a los incautos, parece que tiene poca importancia porque nadie está interesado en proteger a los idiotas. Allá ellos. Pero ¿qué pasa cuando los farsantes son quienes manipulan nuestros más preciados valores afirmando defenderlos y sin embargo los pisotean? Este es el caso de Julián Assange, el payaso que saltó a la fama gracias a un acto delictivo como es el robo.

El primer engaño de esta pantomina ridícula al rededor de Assange es que el robo dejaría de ser robo si se trata de información. Es como el robo que perpetran los gobiernos socialistas quitándoles las empresas a sus dueños con el cuento de "nacionalizar". El robo es para la izquierda diferente cosa cuando ellos lo practican.

Si el robo tiene aparentes nobles fines también deja de ser robo. Entonces el izquierdista siente que posee una patente de corso para practicar las fechorías que le viene en gana, apelando a sus nobles fines. Más o menos lo que nos dijo la CVR sobre el accionar criminal de Sendero Luminoso: buscaban la justicia social.

Claro que el robo de información solo es noble cuando se practica contra los enemigos de la izquierda delirante mundial. En ningún otro caso se justifica. El ex juez Garzón chuponeó sin descaro a los abogados que litigaban una causa ante él y se creía moralmente superior. En el caso de los Wikyleaks del tonto Julián Assange se robaron información secreta de los EEUU y eso habría que celebrarlo porque se trata del enemigo. En ese caso es moralmente justo y válido el robo. Se trata de libertad de información. Hay que publicarlo todo. Abajo los secretos de Estado. Pero claro, solo si ese Estado es los EEUU o sus aliados.

Estos moralmente superiores izquierdistas que aplauden la valentía y la "gesta" de Assange son los mismos que ponen el grito en el cielo cuando una ley propone identificar a los usuarios de la Internet. ¡Ah no! Ese si es un atentado a la información, al secreto, al derecho de la privacidad. ¡No faltaba más!

El nivel de la hipocresía que exhibe la izquierda por todos lados es repugnante. En cualquier parte son la misma porquería. Incluso en el Perú, con mayor razón. Ellos quieren tener las manos libres para hacer lo que les viene en gana porque son moralmente superiores y actúan siempre con fines nobles. Nadie los puede acusar o investigar porque se comete un delito contra los derechos, contra alguno de los cientos de derechos que hoy han aparecido para defender todas las maniobras delictivas y hasta homicidas de la izquierda. 

Los cobardes de izquierda se han parapetado al rededor de una nube de derechos que solo protegen a ellos mismos pero no a los demás. Solo ellos tienen derecho para hacer todo. Los demás tenemos que aguantarlos. Hay que aguantar su derecho de protesta, tolerar su derecho de robo de información y de chuponeo,  respetar su sacrosanto derecho al secreto suyo y olvidar todas sus afrentas a la ley, soslayar inclusos sus homicidios y genocidios. 

Esa es la izquierda, ¡qué les parece!

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