martes, 4 de septiembre de 2012

35 millones para el diálogo


En los últimos tres gobiernos, incluyendo este, el presupuesto del Estado ha venido creciendo de una manera espectacular, lo mismo que el aparato burocrácrito que todos debemos sostener, aunque acá a nadie parece importarle porque somos un país de insensatos donde nadie se da cuenta que ese estrambótico Estado -que hoy tiene 19 ministerios y más de 200 oficinas menores- nos cuesta a todos. 

Pero además de insensatos debemos ser algo más. Algo mucho peor, quiero decir. Si no es imposible entender cómo es que toleramos tan mansamente que cada gobierno se despache alegremente creando cuanto ministerio y oficina pública le viene en gana. ¡Nadie dice nada! ¡Nadie objeta! Como si no fuera el dinero del ciudadano el que se está utilizando para esos experimentos atorrantes, repletos de palabrería inmunda como el célebre ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables, o el de cultura, nada menos, o el del medio ambiente que hoy no sirve para nada, o el de los derechos humanos o el de la inclusión social y otras babosadas por el estilo. Detrás de todo ese excremento retórico solo hay burocracia inepta. 

Que alguien diga si todo ese ejército de burócratas ha servido para estar mejor que antes. ¡En lo absoluto! ¡No han servido para nada! Y nos siguen creando más oficinas. No solo tienen nombrecitos estrambóticos sino que en sí mismas son la esencia de la fatuidad, la ociosidad, la incapacidad y la estupidez. Es la clara imagen del subdesarrollo mental, de la estafa política a cargo de mediocres improvisados en el poder, que no atinan a hacer nada frente a los problemas más que crear oficinas. ¿Para qué coño podría servir, por ejemplo, un "Centro nacional de estimación, prevención, reducción del riesgo de desastres"? ¡Obviamente para nada! Es una pura masturbación burocrática. Se parece mucho a esas panaceas inútiles que venden los estafadores con el famoso cuento de "ayuda a prevenir", y que solo los imbéciles pueden valorar como importante sin darse cuenta de que los están timando. 

Nuestro subdesarrollo consiste en que somos incapaces de solucionar nuestros problemas y todo lo que hacemos es seguir creando templos a los dioses y más textos sagrados. Estamos al igual que en la Edad de Piedra. Para cada problema hacemos un templo esperando que el dios respectivo nos haga el milagro de solucionar lo que nosotros no podemos. Más allá de escribir leyes y reglamentos que reemplazan a los textos sagrados y las oraciones, no hacemos nada eficaz para cambiar el mundo. Si hay delincuencia, creamos un comité de lucha contra la delincuencia, si hay corrupción, una oficina anticorrupción, si hay conflictos, una oficina de gestión de conflicto, y si se necesita diálogo, una oficina del diálogo. Y vayan a ver los nombrecitos que les ponen: "Oficina del Diálogo y la Sostenibilidad". ¡Coño! Qué patético.

Toda esa plaga de incapaces bien pagados se tira la mayor parte del presupuesto del país. Solo para su gasto corriente el Estado necesita más de 70 mil millones. Y esa cifra sigue subiendo con la burocracia que cada gobierno crea como gran solución. El Presidente del Concejo de Ministros Juán Jiménez Mayor acaba de notificarle al país que para sostener a toda esa inmensa lacra burocrática inútil e incapaz, se necesita aumentar el presupuesto en un 13.49%. Señaló que el presupuesto del próximo año alcanzará la cifra de 108 mil 419 millones. Dos tercios sirven para sostener la burocracia. 

Al ministro Jiménez no le faltó la tradicional palabrería nauseabunda: “Y se inserta bajo el principio de gobernabilidad democrática, enfatizando la promoción de la inversión, del desarrollo del país y de la inclusión social, y busca impulsar el sostenimiento de reformas importantes para la Nación en sectores claves”, remarcó. Ya sabemos que la "inclusión social" es el nuevo dios que la burocracia ollantista y nadinista adora, el nuevo ícono que nos ha impuesto para besar, el nuevo texto sagrado que hay que repetir en cada discurso y documento oficial, con la venia respectiva. ¡Santa inclusión social!

Pero sin duda lo más indignante del presupuesto del próximo año es que se piensa destinar 35 millones a la nada. En este caso la nada tienen el nombre de "diálogo". Supuestamente lo van a dedicar a hacer estudios que permitan prever y manejar los conflictos. ¿Puede alguien ser tan estúpido para creer que eso es factible? Lo dijo en estos términos:

“En el rubro Diálogo Nacional, se destinarán 35 millones de soles, y se prevé la inversión en estudios sobre estrategias de gestión de conflictos, a través del cofinanciamiento entre la cooperación técnica internacional y los fondos públicos”, explicó Juan Jiménez esta mañana en el Congreso.

Esa es pues la mentalidad de un típico ministro del subdesarrollo que carece precisamente de gestión, y que no tiene idea de lo que es hacer gestión. No hablar de gestión sino gestionar. Carece de lucidez política, y no tiene idea de lo que es manejo político. Lo que quiere es ponerse a hacer estudios, reglamentos, normas, leyes y toda clase de papelería inservible que a nadie le sirve ni como papel higiénico. Va a financiar una oficina de parásitos que, como muchos otros, por ejemplo la inútil Defensoría del Pueblo, no saben hacer más que declaraciones líricas, poses correctas, figuretismo y publicar documentos patéticos que nadie lee y que a nadie le interesa, excepto a ciertos periodistas que andan siempre en busca de algo con qué rellenar su hora y comentario.

En concreto, más presupuesto, más gasto, más burocracia, más papelería, menos gestión y nada de soluciones concretas. ¡Y nadie dice nada! El país necesita decisiones y acciones concretas, y no perder el tiempo intentando diálogos inútiles con gente irracional. Por último, el diálogo no requiere oficinas de burócratas parásitos escribiendo documentos. Si quieren dialogar, ¡dialoguen! ¡Pero no creen oficinas! Si no saben tomar decisiones y emprender acciones directas y concretas, mejor es que se vayan a su casa. Si les tiembla la mano para enfrentar a radicales, delincuentes y corruptos ¡váyanse a su casa! Dejen ya de andar creando oficinas y pagando a parásitos. Ya es tiempo de decirles basta. 


DB

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