lunes, 17 de septiembre de 2012

Dios salve a los caviares!


Impresionante campaña mediática emprendida por la caviarada limeña para levantar su maltrecho perfil de secta iluminada, gurús de la verdad y oráculos de la política nacional. Cada tanto aparecen estos artículos pro caviares, incluyendo entregas por capítulos, como el del meloso filósofo Pablo Quintanilla. Hace poquito fue César Hildebrandt quien escribió un sesudo panegírico a los caviares ponderando hasta la histeria lo que significan con sus fundamentales aportes para la grandeza del país. Inmediatamente fue rebotado por La República y todos los hueveras y weberos, empezando por La Mula y otras páginas oenegientas. Ayer el politólogo Steven Levitsky, punta de lanza del pensamiento políticamente correcto que se difunde a través de las columnas de La República, nos ha ilustrado nuevamente con las ventajas que ofrece la caviarada al desarrollo del país y a la humanidad. 
Y hay más: el desarrollo económico genera más caviares. Los valores caviares –sobre todo, la defensa de los derechos y su extensión a grupos que históricamente no han gozado de ellos (mujeres, homosexuales, indígenas)–son valores posmaterialistas.
Lo que Levitsky trata de decir con su retorcida prosa es que los caviares no pisan tierra sino que viven pensando en los pajaritos y solo opinan preocupados por su propia imagen pública, interesados por destacar como pensadores correctos. Por eso sus opiniones suelen ser un "copy & paste" del manual del típico idiota latinoamericano, en el que los valores celestiales o inmateriales o posmateriales son lo que más importan. Todo eso, claro, se deja de lado a la hora de cobrar y elegir una bien materialista camioneta 4x4 o un reloj que demuestre su alcurnia.

El caviar es quien, efectivamente, hace pública exhibición de su enorme "sensibilidad social" y su interés por esos "grupos que históricamente no han gozado de ello". Solo que dicha sensibilidad social no va más allá de la palabrería melosa y la dulce poesía que destilan sus columnas, tal como lo hace el propio Steven Levitsky usando su pulida retórica académica para expresar en difícil lo que es un pensamiento vulgar y típico de una combi. Nada más fácil que ponderar los "valores". ¿Hay algo más fácil que eso?

El caviar se consume escribiendo en favor de las clases más necesitadas y combatiendo a las depredadoras empresas, pero nunca han sido capaces de dar una sola buena idea para crear riqueza y sacar a los pobres de su miseria. Tan solo demuestra su exquisita sensibilidad social exigiendo que el Estado se convierta en beneficencia. De este modo el caviar crea su perfil de santo político utilizando al Estado, es el que hace filantropía con dinero ajeno y el que, cuando puede, monta su negocio para apoyar a los pobres a través de una ONG. Son los gallinazos que rondan a los pobres no para sacarlos de la pobreza sino para permitirles seguir subsistiendo porque viven de ellos.

Estamos en una nueva era de la historia. Los caviares son la nueva clase social, los nuevos propietarios de estos tiempos. En la historia hemos pasado de la propiedad de la tierra a la del capital, luego a la posesión del conocimiento y ahora estamos en la era de la propiedad de la inmaterialidad, de la sensibilidad por los valores. Esta es una nueva clase social de propietarios de la verdad política, de la moral social, la justicia legal, los derechos humanos, y todos esos valores que no cotizan en bolsa pero que dan excelentes dividendos a sus propietarios y sus modernas empresas, las ONGs. Los caviares son los dueños del negocio de los valores de la ética y la moral política, los que administran las reparaciones y la justicia social, los que reciben lluvia de millones desde el extranjero y hasta del Estado.

En suma, los caviares son los grandes hipócritas de la moral. Es el retorno de los fariseos. Los que trafican con la justicia y utilizan a los excluidos para llenar sus columnas, crear su perfil, montar su negocio y levantarse el presupuesto. Ya tienen ahora 35 millones para el diálogo en el próximo presupuesto. Esos son pues los caviares. Y francamente no creo que este país los necesite ni los merezca. 


DB



2 comentarios:

  1. ...despues de Cesar Hildebrandt, otro mas que se desenmascara, el gringo este es an american Caviar!

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  2. De qué te sorprendes, Dante? Si los caviares hace rato tienen copado los medios de comunicación. Compran plumas de manera indirecta a través de su argolla, al darle cargos inútiles y bien remunerados a los que defienden a la mafia rojo-caviar como el gordo cornejo, un sinverguenza que recibe sueldo de la ExPUCP y critica a Cipriani.

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