viernes, 4 de octubre de 2013

El circo político de la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La política peruana es en gran medida un circo. Exactamente en la medida en que la izquierda interviene en ella, porque todo lo que sabe hacer la izquierda es circo. Es parte de su vocación innata de atacar al adversario solo porque es el adversario. Se trata de un instinto natural en la izquierda, como el que lleva a los perros a perseguir a los autos y ladrarle a los neumáticos. Todo buen izquierdista vive odiando a la derecha, a los empresarios, a los EEUU y, en especial, al APRA. Es su razón de ser. Por eso cuando pueden hacer algo, lo que hacen es atacarlos.

No debemos quitarles razón para odiar al APRA. Si la izquierda es prácticamente nada en el Perú es gracias en parte al APRA. Fue Víctor Raúl Haya de la Torre el verdadero maestro que minimizó a la izquierda marxista desde sus orígenes en el verso de José Carlos Mariátegui. El APRA se adueñó rápidamente de los emblemas clásicos de la izquierda mundial como la bandera roja, la estrella, la marsellesa, la organización partidaria, las marchas y los rituales con el puño en alto, y hasta les arrebató la representación de la Internacional Socialista. El APRA también se adelantó en hacer suyas las principales causas de la lucha política de izquierda como el antimperialismo y acuñó consignas eficaces como "pan con libertad" que contrariaban los afanes de la izquierda marxista de montar una dictadura del proletariado al estilo del comunismo mundial. 

Durante gran parte del siglo pasado los debates políticos e ideológicos se dieron entre el APRA y la izquierda. Un debate que no solo minimizó sino que incluso ridiculizó las pretensiones de la izquierda a favor de la lucha armada. El APRA había apostado por la democracia y condenó la violencia política, después de haberla saboreado tempranamente, y haber pagado por ella. Tanto en la lucha política como en la ideológica, el APRA fue el enemigo principal de la izquierda marxista y lunática del Perú. No es pues raro que vomiten su odio visceral contra Alan García, como lo hacen contra Alberto Fujimori por haber acabado con las pretensiones del terrorismo y la última esperanza de la izquierda peruana para hacer realidad su sueño diabólico de conquistar el poder mediante la violencia. 

El bisoño e improvisado Partido Nacionalista, que más que partido parece un auténtico club de idiotas surgido de un manicomio, tuvo la inesperada suerte de llegar al poder gracias al montaje furioso del antifujimorismo. La izquierda siempre guiada por sus odios viscerales no dudó en apoyar a Ollanta Humala, como antes había apoyado a Alberto Fujimori para combatir a Mario Vargas Llosa. Y una vez más la izquierda criolla se quedó sin soga y sin cabra. Pero esto no elimina el hecho de que cierta clase de izquierda haya arribado al poder. Quizá no tienen el veneno del marxismo en el cerebro, pero si babean odio.

La izquierda nacionalista puede parecer más moderada pero conserva los mismos perfiles clásicos de la izquierda criolla, empezando por ese prurito de atacar al APRA. Fue así que apenas en su primer gesto de gobierno decidieron crear la patética "megacomisión" para investigar no se sabe qué, rebuscando en los papeles y hurgando en todo lo que pudieran alrededor del gobierno de Alan García para ver si había algo de qué acusarlo. ¿Puede haber tarea más inmunda, degradante y vil? Solo en un país que ya ha perdido la perspectiva de una política sana puede permitirse semejante barbaridad.

El circo de la megacomisión estuvo garantizado desde el principio, pues iba a estar presidida por los cancerberos de la política. En un acto de mezquindad le negaron el placer a Javier Diez Canseco, eterno fiscalizador que vivió del Congreso desde 1980 sin hacer otra cosa más que acusar, especialmente a los militares que combatían a Sendero Luminoso. El gran honor recayó sobre... ¿cómo se llama? Un tal Tejada. Alguien cuya máxima hazaña en la vida es haber integrado una banda de garage llamada "Insecto Urbano". El tal Tejada presenta el perfil mental del típico izquierdista: odia al APRA y a Alan García. Hay videos suyos en San Marcos profiriendo pestes contra el gobierno de Alan García. ¿Cómo es posible que un sujeto como este presida una comisión investigadora de Alan García? No digamos nada de su estatura mental sino de su abierta animadversión contra su investigado. ¿Es esto razonable?

La pregunta es si se puede esperar ecuanimidad de un sujeto como este tal Tejada. Ya no digamos siquiera imparcialidad, cosa que obviamente será imposible. Su atribulado trabajo en estos dos años ha pasado por el ridículo de acusar a Alan García por las rajaduras del piso de uno de los tantos colegios emblemáticos que Alan García tuvo el tino de reconstruir, así como del material abandonado en el Estadio Nacional. Al fin se dieron con el gran tema de los "narcoindultos", cosa que les ha evitado el ridículo de no tener absolutamente nada en dos años. Pero todavía parece remoto poder armar una acusación bien fundamentada contra Alan García. Aunque pensándolo bien, eso es lo de menos en un país como este. Sin embargo, el circo continua para deleite de una prensa izquierdista que atiza el fuego con cada titular. Una prensa roja en doble sentido pero que acaba siendo amarilla. 

Alan García es sin ninguna duda un perseguido político. Está perfectamente claro que han montado una comisión investigadora por esa razón y no por otra. En el ambiente político nacional se respira el hedor del odio cainita de la izquierda en contra de Alberto Fujimori y Alan García. Al primero ya lo han sepultado sin pruebas. Falta hacer lo mismo con García. Lástima para ellos que Alejandro Toledo haya caído por sus propios vicios en la telaraña judicial de este país. Pero a este le perdonan todo. Pese a ser el sujeto más abyecto que haya pasado por la presidencia, Alejandro Toledo goza de las simpatías y la eterna gratitud de las ONGs de izquierda que digitan al Poder Judicial y aceitan las manos de varios periodistas mermeleros. 

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