lunes, 30 de diciembre de 2013

La última de Ollanta Humala


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El cachaco mediocre que nos gobierna y que responde al nombrecito de Ollanta Humala, ha vuelto a dar una de sus peliculeras entrevistas a la prensa. Y una vez más se comprueba el escaso nivel mental y el grado de ignorancia en que se mantiene, para no mencionar su limitado vocabulario. Recordemos que Ollanta ocupaba el puesto 59 de una promoción de 63. Razón tiene Cipriani al decir que la mediocridad se ha instalado en el poder. Y ni siquiera en el poder paralelo sino en el principal. Pero en fin, es lo que el electarado nacional nos impuso como gobernante a pesar de las advertencias. Solo queda aguantarse la vergüenza internacional, pues el mamarracho de Palacio es uno de los más limitados presidentes de la región junto a Evo Morales y Nicolás Maduro.

Es francamente penoso tener que ocuparse de la sarta de sandeces que puede llegar a decir este cachaco sacolargo. Dice que la seguridad ciudadana no es su preocupación y no sabe si será el principal problema del país. O sea, está en la Luna. Para variar le echa la culpa a los gobiernos anteriores, pero no ha sido capaz siquiera de nombrar un buen ministro del Interior. Debieron recordarle también que su gran cojudez del Concejo Nacional de Seguridad Ciudadana no sirvió para nada. Tampoco ha sabido explicar la razia de oficiales de la policía nacional que viene ejecutando alegremente hace tiempo. No olvidemos que este gobierno se ha salvado por un pelo de una huelga policial y de una renuncia en grupo de los altos mandos. Ahora sabrán que debieron haber renunciado hidalgamente antes de que los botaran como perros. 

Patético resulta escuchar a un presidente decir que Conga, unos de los proyectos mineros más importantes no solo del país sino de Latinoamérica por el nivel de inversión, no es trascendente para el país. Ni siquiera se da cuenta que está en el departamento que más se ha estancado en los últimos tres años. Pero sin duda lo más preocupante es su amenaza a la libertad de prensa. No es la primera vez que esboza su intención de seguir el ejemplo chavista bolivariano de controlar la prensa con el cuento de la concentración de medios. Las pobres periodistas que entrevistaban no fueron capaces de recordarle a Ollanta que él ganó las elecciones en medio de este panorama de medios. Así que difícilmente puede argumentar en contra de la prensa cuando esta libertad es la que jugó a favor de su candidatura.

Ya no vale la pena ocuparse de este cachaco mediocre. Ha terminado la mitad de su gestión sin pena ni gloria. El Estado sigue siendo el principal escollo para el desarrollo del país. Grandes inversiones y proyectos nacionales están estancados en medio de la burocracia estatal. Nos anuncia un Plan Nacional de Industrialización, que como todo Plan Nacional es solo palabrería y papel. Si tuviera un verdadero plan en el cerebro ya lo estaría ejecutando sin necesidad de poner nada en debate. Por lo pronto Ollanta Humala y su mujer se han convertido en un grupo de poder autista, que solo tienen al borracho de Cabana como aliado y al resto de las fuerzas políticas en contra. Su estilo confrontacional ha convertido en farsa patética la llamada a la "unidad nacional frente al fallo de La Haya" que solo ha servido para una foto hipócrita. 

En poco tiempo empezaremos a escuchar voces coreando la frase que le gritaban a Toledo "¡que se vaya ya!". 

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