domingo, 31 de mayo de 2015

El circo de Nadine y sus 7 enanos


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La visita de Nadine Heredia al Congreso fue ocasión para volver a ver el patético espectáculo de franeleros, chupamedias y felpudinis que se aglomeran como una nube de zancudos alrededor de la primera dama. Fue una nueva ocasión para observarlos, pues se trata de una penosa tradición de la política peruana donde lo que abunda son esta clase de alimañas y seres rastreros que le deben su posición exclusivamente a su condición de reptil político, cuya única virtud es la salamería y lealtad incondicional a su ama y señora, en este caso. 

En la primera linea de adulones estaba Josué Gutiérrez, compinche de Alexis Humala en el affaire ruso en que viajaron a negociar contratos antes de tomar el poder, caso que hasta ahora no se investiga a fondo en el Congreso. Además del blindaje, el hueleguisos nacionalista que luce una gigantografía de Nadine en su oficina, ha sido nombrado vocero del partido y colocado en el panel de la combi nacionalista como uno de esos perros de adorno que mueven la cabeza según el movimiento de la combi. Su papel es negar todas las acusaciones y desvirtuar los cargos. Es el papel de escudero que ha hecho famoso a tantos peleles en la política peruana.

Pero además, la visita de Nadine al Congreso sirvió para resucitar a los trolls nacionalistas que se hicieron presentes en las redes y en las calles. Deben ser, como en el caso de la ex alcaldesa Susana Villarán, funcionarios contratados en oficinas públicas para aplaudir a la primera dama y gritar consignas a favor de Ollanta. Las planillas del Estado se han llenado con trolls y hasta se han abierto oficinas destinadas a al troleo, como lo hizo Susana Villarán con su famosa oficina de Social Media en la MML a cargo de la progre Paola Ugás.

La presentación de Nadine Heredia ante una comisión del Congreso fue inútilmente reservada porque no respondió nada. Acudió con su abogado y una estrategia definida para no responder lo que en su parecer no estaba directamente relacionado con los fines de la comisión. Era ella la que decidía qué pregunta era pertinente. Ante cualquier pregunta incómoda de Mauricio Múlder, el coro de áulicos nacionalistas que llenó el recinto empezaba a chillar cual monos excitados. Al final Nadine se fue sin decir nada. Sin embargo la sarta entera de chupamedias nadinistas salió ante los medios a afirmar que todas las dudas habían sido plenamente despejadas. 

Es obvio que este gobierno será investigado tarde o temprano. Debería serlo para que esta clase de trepadores y saltimbanquis no sigan aprovechándose de los peruanos. Parejitas de ambiciosos que se meten a la política a hacer su negocio familiar, como las de Toledo-Karp y Humala-Heredia, debe ser extirpadas de la escena pública. Las misteriosas fuentes de financiamiento que utilizan esta clase de trepadores tienen que ser puestas al descubierto. El dinero del chavismo que llegó a raudales desde que Ollanta inició su aventura política debe ser revelado y castigado, así como el de los mineros ilegales o el de sus últimos mecenas brasileros que incluye a poderosas y mafiosas empresas. La política no debe caer en manos de ambiciosos y trepadores sin oficio ni beneficio. La demagogia no debe pagar.

sábado, 30 de mayo de 2015

SIN VENIA NI AUTORIZACION


Escrito por: El Hdp

  • Después de unas merecidas vacaciones regreso para darme con la sorpresa que el país está patas arriba y la economía piernas al hombro. MEF dice que creceremos más del 3% pero eso no se lo cree ni la cojuda hembrita de AndyV. Para terminarla de joder un cacique arrocero de Arequipa  y el exCura Arana junto a unos trogloditas llamados “Espartambos”, se pusieron de acuerdo para sabotear el proyecto Tía María y ganarse unas lentejas. Asi que chau canon minero, miles de empleos y futuras inversiones privadas. Claro que los mineros informales se regocijan, el oro será de ellos, igual que en Tambo Grande y sin venia ni autorización de Nadine –perdón- de nadie. That is fucked up!

  • La telenovela Martin Belaunde Lossio es más larga que la cola de paja de arrastra Ollanta. No se puede entender cómo es que los bolivianos chaparon al prófugo  Martincito en un dos por tres pero nuestra policía hasta el día de hoy no atrapa a Gerald Oropeza. Encima Ollantita sale a presumir que trajeron a su asesor como lo habían prometido. Pero si los bolivianos se lo pusieron en la frontera después de 12 meses de webeo en este lado del Titicaca. Ahora sentados en un barril de pólvora, los nacionalistas siembran dudas sobre los actos criminales del Asesor. No faltan los periodistas que buscan darle la última chupada al mango, soboneando duro y sabroso. Rosa María, you’re just a kiss ass!

  • Lo que si ya es la locura calata, leer que PPK se habría aliado con Patria Roja para las elecciones del 2016. Tal parece que el gringo está en la fase temprana de demencia  senil o el brashico de Favre simplemente se pasó de caipiriñas. Keiko también ha dicho que es de izquierda, como si fuera pusanga o  huairuro para atraer el amor de los votantes y contrarrestar el anti fujimorismo de los demás. Que el Apra diga que es de izquierda, normal nomas, siguen en la lista de la Internacional socialista y son expertos en pactar hasta con el diablo. Lo hicieron con su perseguidor Odria, no?  No se vislumbra un outsider en el horizonte para el 2016, pero si más de un vendedor de cebo con diplomas y títulos bajo el brazo. Full of shit!

  • Lo que si no verán estos ojitos pardo almendrados será un partido netamente de derecha –que ya es necesario- en las elecciones del 2016, salvo algún canto de cisne. Cierto es que ha surgido  un movimiento underground de derecha importante, tanto que ya es común verlos en las redes sociales y  blogs, pero hasta allí. Falta dar el salto hacia la militancia y el proselitismo que en suma constituye la columna vertebral de un partido. Confiemos en que esa nueva y fresca derecha forme un frente y se dejen de cafecitos cojudos, que la izquierda les está sacando una ventaja de la puta mare en provincias. Digo, si tienen huevos pues. Bunch of fagots! 

Un Ronald Reagan para el Perú


Por: Liz Tanaka Guzmán

A propósito de las próximas elecciones en el Perú, y ante la crisis que el Perú atraviesa en todo nivel: económico, social, institucional y moral; no puedo evitar pensar en el tipo de líder que necesita el Perú. Lo que el Perú necesita es un verdadero líder al estilo de Ronald Reagan, el gran comunicador, el líder decisivo que con sus acciones respaldó cada una de sus palabras, el líder que sin disparar un arma terminó con la guerra fría, el líder que con una sonrisa en los labios, pero con una columna vertebral de hierro, se enfrentó a todos los enemigos del país, domésticos y externos, desde la inflación, el desempleo, la recesión hasta el imperio ruso.

Ronald Reagan no necesitaba el apoyo de los medios de comunicación; él se dirigía directamente a los americanos, su relación con ellos era íntima y fortalecida conforme avanzaban sus dos gobiernos; enamoró a los americanos demócratas e hizo que votaran por él, recibieron el nombre de "demócratas por Reagan". 

El Perú necesita ese gran comunicador, ese líder que sin miedo soluciona problemas dirigiéndose a la fuente. Lo que vemos alrededor de los proyectos mineros jamás hubiera ocurrido si el Perú hubiera tenido un verdadero líder, con una gran habilidad de comunicación y negociación. El nuevo presidente debe instalarse en los departamentos críticos para el crecimiento del Perú, ya sea por sus recursos naturales o por su nivel de conflicto. Un líder que conoce su país, se adelanta a los problemas antes de que sea demasiado tarde. 

Necesitamos un presidente proactivo, viajero, para que como buen vendedor, venda la imagen, los productos y la mano de obra peruana en el mundo. Como representante del país debe conocer a fondo los activos y recursos humanos de su país. Un profesor que no tenga temor de dictar una clase de economía, de relaciones laborales, de competitividad tanto a su Congreso como a su pueblo. No se comprende lo que no se conoce, no se defiende lo que no se aprecia, no se mejora sin competencia. 

Hace falta un líder con mano dura, con cero tolerancia para el crimen, el narcotráfico y la corrupción dando el ejemplo y haciendo cumplir las leyes sin excepción. Un presidente comprometido con el crecimiento económico del país, con ese elusivo 7% de crecimiento necesario para erradicar la pobreza del Perú en corto tiempo, un presidente que trabaje mano a mano con su ministro de economía y con el motor de la economía, ese sector privado al que hay que apoyar no para que los ricos se hagan más ricos, sino para que creen más empleos y para que se promueva el consumo interno como segundo motor del crecimiento del Perú. 

Hace falta un presidente que vaya a tocar las puertas de los que estén listos para apostarle al Perú, a todo el que cuente con capital dentro y fuera de la nación. Un presidente que entienda y actúe para hacer que el Perú se convierta en el imán de inversión, en el país más competitivo de la región. Los que no cuenten con estas cualidades por favor que no postulen. Lo último que necesita el Perú es otro populista de izquierda que haga promesas que solo son cheques sin fondos, y que haga retroceder al Perú cinco años más. Cinco años que pierden nuestros ciudadanos, nuestros hijos, nuestros nietos. Eso, señores es inmoral. Pensemos en un líder como los que cambiaron el mundo.

viernes, 29 de mayo de 2015

El aborto en una teocracia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Tras el archivamiento del proyecto de ley que busca despenalizar el aborto en casos de violación, el tema ha vuelto a ser tímidamente debatido en los medios. Sin embargo, el debate vuelve a ser un diálogo de sordos por la simple razón de que los peticionarios se enfrentan a la muralla infranqueable que constituyen los dogmas de fe, empezando por el concepto sacralizado de vida. Ante tal situación no hay posibilidad alguna de conciliación ni acuerdo. A los defensores de la vida no les entran balas ni razones. La realidad les tiene sin cuidado. Todo lo que les interesa es defender la vida, pero no precisamente la de la mujer sino la de un ente abstracto llamado "no nacido".

Siendo realistas, es evidente que no hay posibilidad alguna de lograr la despenalización del aborto. El Perú es lo más parecido que hay a un Estado teocrático basado en la Biblia, aunque algunos incautos creen en el Estado laico. Nada de eso. Acá todos los funcionarios del Estado juran todavía arrodillados frente al crucifijo con una mano sobre la Biblia, los jueces administran justicia flanqueados igual por la Biblia y la cruz, las FFAA tienen su santo patrón y las comisarías, una virgen en su local. El Perú está en el top ten de los países más religiosos de este planeta, junto a los africanos y los estados islámicos del Asia central. En la práctica vivimos en la Edad Media sometidos a una teocracia muy bien disfrazada.

Tenemos una férrea cultura dominada por la fe, rituales paganos convertidos en cultos católicos, vivimos infestados de vírgenes en los parques, cruces en los cerros, iglesias en cada barrio, los principales medios son prácticamente voceros del Arzobispado, y la tenebrosa logia de la fe actúa como si fuera una Santa Inquisición en la sombra y el anonimato, encargándose de castigar a los impíos y herejes sin miramientos éticos. Y como si todo esto fuera poco, el Congreso está plagado de lunáticos bíblicos que pretenden imponer sus creencias a la hora de hacer leyes. De hecho estas ya son reflejo de los dogmas de fe, de manera que enfrentamos toda una emboscada legal instituida para que el debate por la despenalización del aborto naufrague sin mucho esfuerzo. 

De modo que el primer paso es no ser ingenuos. El pedido de despenalizar el aborto se enfrenta a una auténtica cruzada de fe emprendida no solo por la Iglesia Católica, que ya es decir bastante, sino por todas las iglesias cristianas que han hecho causa común. Así pues no valen argumentos de ninguna clase porque no hay manera de rebatir racionalmente las creencias y los dogmas que dominan la mentalidad de los fanáticos de la fe. La vida es un concepto sacralizado y se defenderá contra cualquier argumento, por válido, urgente y necesario que resulte. Basta un producto de la concepción para que esto sea venerado y sobrepuesto ante cualquier cosa, y más aun sobre una mujer cuya misión bíblica es parir.

La demagogia de estos sectores apela a las más sucias artimañas y mentiras, como llamar "niño" al embrión. Peor aun, lo llaman "inocente e indefenso niño". No dudan en mostrar fetos sangrantes de ocho meses y llamar asesinos a quienes proponen cualquier tipo de aborto, aunque sea terapéutico, es decir, incluso cuando el feto no tiene ninguna posibilidad de vivir o cuando el embarazo pone en grave riesgo la vida de la mujer. El concepto vida vale más que cualquier mujer. Porque en realidad no se trata de los niños ni las personas, como falsamente tratan de hacernos creer. Los defensores de la vida se desentienden totalmente de los niños pobres que crecen en la miseria y el abandono. Lo único que les importa es defender el concepto vida porque -dentro de su alucinación mental- es sagrado.

La cultura religiosa moldea los cerebros desde temprana edad afectando, en la mayoría de los casos, la facultad del discernimiento, al imponer fórmulas establecidas de razonamiento que no obedecen a la realidad sino a mitos de fe. Luego muchos son incapaces de diferenciar la realidad de la fantasía y viven convencidos de que todo el escenario mítico que describe la religión es realidad. No es raro encontrar personas que han reemplazado la realidad por la Biblia y la usan como fuente de argumentos para debatir, sin advertir lo ridículo de su situación. La racionalidad es una capacidad muy venida a menos en sociedades sometidas a una cultura religiosa tan aplastante como la que padecemos en el Perú. De allí que sea imposible confrontar argumentos, pues no hay forma de derribar un mito o un dogma de fe. Como trágica consecuencia, la realidad se deteriora.

Incluso las invocaciones a la ciencia resultan ridículas en un pensamiento sometido por la fe, puesto que no hay manera de conciliar ambas visiones. Por ejemplo, se pierde el sentido de proceso que prima en la realidad para otorgarle carácter absoluto a una sola etapa. Entonces, llamar niño, ser humano o persona al feto es tan ridículo como llamar "gallina no nacida" al huevo y hacer leyes que partan del principio de que el huevo es un "pollo no nacido", tratando en todo momento al huevo como pollo. Esto es simplemente pérdida total de realidad para preferir una ideología.

El debate está perdido de antemano cuando sostienen que el "no nacido" debe ser considerado "persona humana" desde el instante mismo de la concepción, y revestido con todos los derechos. Entonces ya no hay razón para ningún debate pues se ha impuesto como premisa lógica una completa falacia, una aberración, un capricho ideológico sustentado únicamente en la sacralización fanática del concepto vida. Cualquier debate a partir de este principio aberrante carece de sentido y racionalidad. Ya han declarado la intangibilidad del no nacido. Peor aun, se le ha colocado incluso por encima de la mujer. Ella, la portadora y responsable del nuevo ser, no tiene ni voz ni voto, carece de derechos. Así resulta que la mujer, un ser humano de verdad, una persona real, miembro activo y comunicante de la comunidad, con identidad y espacio propios, no solo se encuentra en igualdad de condiciones frente al "no nacido" sino que incluso es inferior. La mujer ha acabado siendo un fantasma invisible frente a la imposición fanática del "no nacido" como el ser primordial.

Pero más allá del debate en torno al "no nacido" y su real condición biológica y legal, debemos dar un debate político liberal fundado en la libertad y en la separación de la iglesia. No podemos permitir que una dictadura de la fe tome las decisiones por las personas y se arrogue el imperio de la moral. Las personas deben ser libres de decidir. Y me refiero a las personas reales, las que son capaces de decidir no solo porque están provistas de razón sino porque encaran la responsabilidad de sus actos. Nadie debe decidir por las personas cuando se trata de sus propias vidas. Alegar que el "no nacido" es incapaz de decidir y por tanto requiere que una congregación de chiflados lo defienda va más allá de lo racional. Es sencillamente un acto de prepotencia. En ese caso la única que debe decidir es la mujer.

Desde un punto de vista liberal rechazamos la intromisión de la Iglesia en el Estado, nos oponemos además a la dictadura implacable de la religión cuyo poder se manifiesta en todos lados. La religión puede predicar todo lo que quiera y las personas somos libres de creer, pero también de no creer y criticar esas ideas, pero lo que no puede hacer la iglesia es abusar de su posición de dominio para utilizar nuestras leyes a fin de imponer por la fuerza sus dogmas de fe, prescribir formas de vida e instaurar una ética a toda la sociedad. La iglesia debe someterse a las leyes del Estado laico y no al revés. Las personas no viven sus vidas en virtud de lo que dicta una ley, no dejan de tomar sus propias decisiones en base a su circunstancia personal. Por ello es que el aborto no ha dejado nunca de ser un acto cotidiano en nuestra hipócrita sociedad.

Todo lo que se busca al final con la despenalización del aborto es que las leyes respondan a la realidad y no a la ideología de la fe, que sean verdaderamente útiles a la sociedad en lugar de ser simples declaraciones líricas para aplacar conciencias recargadas, que ayuden efectivamente a mejorar la sociedad en lugar de precarizarla para luego mirar a otro lado. Pero eso es algo que en este país medieval aun está muy lejos de ocurrir.

jueves, 21 de mayo de 2015

2016



Escrito por: Elvis Occ


¿No tienen la sensación que cada gobierno es peor que el último? ¿Que cada Congreso es peor que el anterior? ¿Que cada presidente es peor que su antecesor? Y a pesar de todo eso nuestro país sigue adelante, no al ritmo que uno quisiera pero avanza sin dar pasos atrás pero ni para impulsarse. A veces pareciera que el país hasta podría prescindir del poder ejecutivo y avanzar por la inercia misma que le imprime el peruano chamba, ese que si se gana el pan con el sudor de su frente.

Por eso compatriotas, la próxima vez que voten, no lo hagan por el pico de oro, la cara bonita o el apellido egregio. Tampoco voten con ánimo de venganza o por castigar al partido o por anular al caudillo sinvergüenza. Compatriotas, voten por el candidato o candidata que este mejor preparado académica y políticamente, no importa que este chato, panzón, pato ciego o pelao, pues no es un concurso de Miss Universo ni tampoco un campeonato de oratoria. Seamos más serios caramba!

Que el 2016 sean unas elecciones donde no ganen los que chuponean, coimean o reciben kilos de oro y hasta millones de lentejas. Que las próximas elecciones sean la prueba fehaciente que hemos aprendido la lección y nada ni nadie nos hará retroceder lo que ya hemos avanzado como nación. No seamos cómplices en la liquidación de lo conseguido, eligiendo mediocres, incompetentes y corruptos una vez más. No destruyamos con nuestro voto, lo que costo sangre sudor y lágrimas de muchos peruanos. No a la izquierda!

www.elvisocc.org

martes, 19 de mayo de 2015

El discurso seudoecologista antiminero


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La explotación minera se remonta a la Colonia; pero hasta hace unos 15 años nunca existieron estos famosos mega conflictos sociales antimineros que hoy atenazan al Estado, acosan a las empresas y sitian las ciudades. Los modernos proyectos mineros que hoy son el foco del ataque radical se iniciaron en los 90, cuando se reestructuró todo el esquema obsoleto y quebrado en manos del Estado. Luego estos fueron el soporte del crecimiento económico del país desde el 2002, con el alza del precio de los metales. Entonces hubo algunos pequeños conflictos aislados sin llegar a esta especie de revolución antiminera, perfectamente coordinada a nivel nacional, siguiendo el mismo libreto y estrategias, y con los mismos personajes involucrados. ¿Cuál es el origen de todo esto?

Las revueltas antimineras con discurso ecologista empiezan a darse bajo la batuta de las nuevas organizaciones de izquierda fundadas a inicios de este siglo con el modelo de ONG. La principal de todas es GRUFIDES, fundada en el 2002 por el ex sacerdote Marco Arana, quien luego creó su partido ecologista Tierra y Libertad, y es el principal agente de la corriente ecologista antiminera. Alrededor se agrupan una serie de organizaciones de izquierda que han adoptado el nuevo formato ecológico de moda, reunidos en la Red Muqui. Ellos presentan una oposición ideológica a los proyectos mineros empleando un discurso renovado pero con las mismas viejas ideas, como el llamado tan candorosamente "desarrollo diversificado" o "nuevo modelo de desarrollo". Son expertos inventando novedosos conceptos para enmascarar sus viejas tesis.

El discurso parece nuevo pero las ideas son viejas. Se trata de la misma vieja izquierda marxista anticapitalista que se pasó las últimas décadas del siglo pasado combatiendo el imperialismo yanki, desde las empresas transnacionales hasta la embajada de EEUU. El cuento es tan viejo y tonto como efectivo. Es fácil de contárselo a los jóvenes. La idea es simple: somos pobres por culpa de otros que vienen a explotarnos y llevarse nuestras riquezas. El joven promedio es suficientemente ignorante, desinformado y tonto para creer ese cuento sin tener dudas. No hace mayores análisis. Y así nace la izquierda.

Tras la debacle del comunismo mundial en la última década del siglo pasado, todos los partidos que vivian de la subvención de los gobiernos comunistas se quedaron huérfanos y pobres. Llevados por la angustia divagaron desesperadamente hasta encontrar una nueva fuente de financiamiento en el ambientalismo de moda. La causa se conectaba perfectamente con el anticapitalismo radical porque el ecologismo culpaba directamente a los países más industrializados -y a EEUU en particular- del supuesto desastre ecológico que amenazaba al planeta. Ambos coincidieron en que había que frenar al "capitalismo salvaje y depredador". Así fue como empezó la nueva izquierda, el socialismo verde, el comunismo ambientalista financiado por el ecologismo europeo. 

El primer activista del ecocomunismo fue el cura Marco Arana. Al ver la luz del dinero fácil fundó su propia iglesia ecológica y pasó rápidamente de predicador bíblico a predicador antiminero, anunciando el evangelio de un futuro diferente, un nuevo modelo de desarrollo que deja atrás el extractivismo a cambio de la diversificación productiva con sostenibilidad y armonía con la naturaleza. Traduciendo todo esto al viejo lenguaje comunista significa que la lucha continua. Hay que oponerse a las grandes inversiones del capitalismo, combatir a la empresa privada extranjeras y nacionales, principalmente a las mineras, sabotear al Estado, organizar las bases populares para continuar la guerra popular del campo a la ciudad y tomar el poder por la fuerza del caos, la violencia y el accionar de las masas. En realidad nada ha cambiado en la izquierda más que el discurso ecológico.

No tienen ningún "nuevo modelo de desarrollo" sino el mismo viejo modelo de subdesarrollo que ya se ha aplicado en diversos países. Todo lo que proponen es un estatismo trasnochado, controlista e intervencionista con propuestas delirantes como el famoso "ordenamiento territorial" mediante el cual una corte de burócratas, seguramente sociólogos que nunca han visto una mina, determinarán dónde se puede hacer minería. ¿Puede haber algo más estúpido?

Siguen creyendo que el Estado (o sea, una costra de burócratas iluminados) es capaz de diseñar un mundo perfecto determinando cuáles son las industrias que deben haber, dónde y cuántas, señalar costos y precios, rutas y convenios, objetivos de producción, métodos de gestión, sueldos y política laboral, rutas de abastecimiento, etc. El Estado, cual Dios magnánimo y sabihondo, será el que diseñe, dirija, controle y monte el paraíso socialista. Es decir, estamos frente al mismo delirio humano que llevó a medio planeta al fracaso del comunismo en el siglo pasado, incluyendo al mismo Perú durante el velascato. No han aprendido nada. Solo han cambiado el discurso. Y para colmo, siguen apelando a la violencia para imponer sus visiones trasnochadas y utilizando al pueblo para ello.

lunes, 18 de mayo de 2015

EIA para dummies


Por. Ing. Juan Carlos Vásquez Peña

Estos días de agitación antiminera por parte de la izquierda ecocomunista, en contra del proyecto cuprífero Tía María, vienen saldándose con la pérdida absurda de varias vidas humanas. Ni qué decir del fortísimo impacto económico en la zona de conflicto y en la propia ciudad de Arequipa, donde ya se han sentido los estragos de paros promovidos por “organizaciones sociales” izquierdistas que controlan los asentamientos humanos que rodean la ciudad. Parte de la argumentación de estos operadores ecocomunistas antimineros suele dejar sin respuesta a periodistas y políticos no técnicos y está referido al Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el cual ha sido incluso calificado de fraudulento por una periodista dedicada a copiar noticias de ciencia para armar su blog personal, pero que en realidad ignora profundamente lo que es la ciencia.

Los EIA son introducidos en la normatividad minera peruana en el año de 1993, dentro del paquete de nuevas políticas de atracción de inversiones al sector, paralizado por la desastrosa actividad estatal de origen velasquista (Centromín, Minero Perú, etc). El medio ambiente y su cuidado, olvidado hasta entonces, no había sido interés del Estado, las empresas, las comunidades y del público en general. La introducción del EIA para las actividades mineras nuevas y el PAMA (Programa de Adecuación y Manejo Ambiental) para las actividades mineras existentes supuso una revolución en el trato de las empresas con el medio ambiente en el cual se desenvolvían.

Posteriores modificaciones, reglamentaciones y nuevas leyes, así como la creación del Ministerio del Ambiente (MINAM) han ido dando el marco actual en el cual se realizan los EIA, existiendo en la actualidad tres tipos bien diferenciados para cada etapa de la actividad minera: El DIA (Declaración de Impacto Ambiental) para exploración minera inicial, el EIA-sd (Semi Detallado) para operaciones en un estadío de exploración avanzado y el EIA-d (Detallado), que es el más conocido por los no especialistas y es el que servirá de marco para las actividades mineras. Otra característica importante de los EIA es que pueden ser modificados años después de ser emitidos; esto debido a ampliaciones no previstas, cambios en el plan de cierre de mina, cambios en ubicaciones de instalaciones, etc.

El EIA-d es, probablemente, el documento más completo que se puede hacer de una zona en particular. La cantidad de información recogida en los diversos ámbitos de las ciencias (naturales y humanas), estadísticas, datos de laboratorio, ensayos “in situ”, monitoreos en campo por temporadas que pueden abarcar de unos meses hasta 2 – 3 años, registros de investigaciones de sub-suelo con métodos directos e indirectos, modelos numéricos, modelos conceptuales, registros de flora y fauna, datos etnográficos, antropológicos, demográficos, etc. La cantidad (y calidad) de información que reúne un documento de este tipo es de tal magitud que tanto a nivel local como a nivel internacional sólo unas pocas empresas consultoras están en capacidad de realizar. La cantidad de profesionales, técnicos y ayudantes de diversas ramas trabajando cada anexo del EIA es muy variada. En un documento así uno encontrará aportes de: sociólogos, antropólogos, arqueólogos, abogados, estadísticos, ingenieros forestales, geólogos, geofísicos, zootecnistas, agrícolas, hidrogeólogos, biólogos, y muchos otros más. La gran mayoría de los profesionales de alto nivel que realizan la compilación de cada anexo tiene estudios de post-grado en reconocidas universidades nacionales y extranjeras.

Las empresas que tienen permiso ministerial para elaborar estos documentos por lo general ya tienen una reputación ganada en el mercado nacional e internacional, y, debido a que su negocio está en la realización más objetiva posible del documento, sería ilógico que se presten a favorecer a la empresa y arriesgarse al descrédito, y la posible desaparición en caso se descubra manejos oscuros a futuro. No niego que haya casos de consultoras inescrupulosas, pero las que hacen los EIAs de los grandes proyectos, como Tía María, tienen un prestigio internacional bien ganado que deben defender.

Un documento de esta magnitud, que casi siempre por lo general pasa de los 10 volúmenes entre el texto resumen y los anexos, y más de 1500 hojas, por más controles de calidad que pase, siempre tendrá errores tales como: inconsistencias entre texto y gráficos o entre tablas y registros, codificaciones equivocadas, nombres de puntos de monitoreo equivocados o suprimidos, colores que no coinciden entre un plano y otro, notaciones diferentes para una misma prueba y muchos otros pequeños defectos “de forma”, fácilmente subsanables una vez detectadas. La gran mayoría de observaciones que hacen los organismos competentes del estado (MINAM, MINEM, OEFA) y organismos internacionales como el BM, UNOPS, UNESCO, FMI, etc, están referidos precisamente a estos defectos de forma. Raro es ver que un EIA para un proyecto minero tenga inconsistencias “de fondo” (como fallos en los modelos hidrogeológicos, fallos en escenarios sísmicos, fallos en escenarios de rotura de presa de relaves, deficiencias en registros de flora y fauna, etc), porque de ser así, el primer afectado sería la consultora que elaboró tan mediocre estudio.

Así que, cuando escuchen a los ecocomunistas decir airadamente que tal EIA; sea de Conga, Tambogrande, Tía María o cualquier otro proyecto, tiene observaciones hechas por la OEFA, el BM, la UNOPS o cualquier otra institución, no se alarmen. Si tienen tiempo (y paciencia) pueden entrar en la página web del MINEM o el MINAM y revisar los EIAs que se encuentran colgados en red y verificar por sí mismos las observaciones a los mismos. Verán que el alarmismo que nutre al ecocomunismo no tiene mayor asidero en la mayoría de las veces. Por último, cualquier EIA les tiene sin cuidado porque lo que en realidad buscan es detener la explotación minera con argumentos ideológicos y ridículos como "nuevo modelo de desarrollo", que es como llaman a su socialismo fracasado. 

sábado, 16 de mayo de 2015

La opereta de Cosito


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Al medio día de ayer se anunció un mensaje a la nación del presidente Ollanta Humala. Algunos pensamos ingenuamente que al fin se había decidido a ponerse los pantalones, tomar el toro por las astas y declarar el estado de emergencia en la zona afectada por turbas de salvajes que han secuestrado a la población de Arequipa. Llegada la hora anunciada no pasó nada. El tiempo transcurría y nada. Ya era un mal presagio. Mientras tanto Cateriano esperaba en el Congreso porque no quería hablar antes que el presidente. La gente se cansó de esperar y cuando ya despertaban de la siesta, casi a las 4 pm, salió la señal y habló Ollanta Humala con rostro compungido,como si le apretaran los zapatos.

Al final resultó ser el "mensaje a la nación" más tonto de la historia. No dijo absolutamente nada. Al parecer las tres horas de retraso se las pasó tratando de negociar algo con la Southern porque toda la novedad es que el gobierno le ha arrimado a la empresa la responsabilidad de ir al valle del Tambo a convencer a la población de las bondades del proyecto. Lo demás fueron declaraciones bastante obvias como que el Estado debe actuar dentro del marco legal y no puede suprimir un contrato ya firmado con todas las de la ley. Ollanta está atrapado entre la ley y la turba de la que formó parte en el pasado. Como presidente se ve forzado a respetar la ley -que antes no hacía- pero soltó una perla final al decir que "la voz del pueblo es la voz de Dios". 

¿Qué quiso decir Ollanta con esa frase final? No vamos a permitir que se llame "pueblo" a esa escoria social conformada por vándalos juveniles de rostro cubierto, artillería de huaraqueros llevados desde otros lugares, turbas de salvajes que toman carreteras y masacran policías, además de destruir sin reparos la histórica y bella ciudad de Arequipa. Eso no es el pueblo. Es una minoría de desadaptados que los mismos pobladores han denunciado en los medios como foráneos, junto a los delincuentes de siempre que dan rienda suelta a sus desequilibrios mentales. No confundamos pues al pueblo con esa lacra social que se opone al desarrollo minero. Y Ollanta lo sabe perfectamente.

Lo que parece molestar a Humala es que en su condición de presidente se ve forzado a cumplir la ley. Ya no estamos en los tiempos en que Velasco Alvarado hacía lo que le daba la gana con las empresas extranjeras, expropiándolas o expulsándolas del país para complacer a una caterva de comunistas que aplaudían como focas en la plaza de armas. Hoy existe un escenario mundial muy diferente donde los delirantes gobernantes tropicales como Rafael Correa y Hugo Chávez pagan muy caro las consecuencias de sus arrebatos patrioteros y su matonería socialista. En realidad lo pagan sus países al final. Argentina aun está pagando las consecuencias de la estafa de Kirchner a sus acreedores. 

Ollanta pudo haberse ahorrado el papelón de salir a no decir nada. Peor aun, los agitadores antimineros del rojerío ecocomunista se han envalentonado y anuncian más paros buscando que el gobierno cancele el proyecto y expulse a la Southern. El cabecilla de la algarada, Marco Arana, quien ya es el segundo peor enemigo del Perú luego de Abimael Guzmán, ha dicho tajantemente que, al igual que Conga, Tia María no va. Lo increíble de todo esto es que en el Perú no hayan leyes que permitan meter presos a los agitadores que extorsionan al Estado con la violencia callejera y el vandalismo popular, mediante la libre prédica del terror ambiental.

viernes, 15 de mayo de 2015

La izquierda hace su negocio


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Toda la izquierda anda feliz por estos días al ver en la televisión las imágenes del caos que sus hordas salvajes están provocando en Arequipa. Deben sonreír por cada piedra que ven cruzando el cielo con rumbo a los policías, deben saborear la sangre que cubre el rostro de los agentes del orden, deben exitarse cuando un policía es cargado a la ambulancia, deben, al fin, sucumbir ante el orgasmo cuando escuchan que Tia María es inviable.

Sin duda evocarán los heroicos días de Conga, cuando la turba se apoderó de la ciudad impidiendo que la gente desarrolle libremente sus actividades, tal como ocurre hoy en Arequipa, donde nadie puede abrir una tienda o salir a trabajar a riesgo de ser apedreado por una gavilla de enardecidos salvajes que dicen defender al pueblo. Y los jóvenes universitarios, como siempre, eternos tontos útiles de la izquierda, en su natural inmadurez mental, presos de su inevitable estupidez juvenil, inflamados por su elevada carga de testosterona, se han sumado a la barbarie con el rostro cubierto cual cobardes delincuentes. Es el reflejo del valor de las ideas en un país donde las universidades sirvieron de refugio y matriz para el terrorismo.

La verdad es que toda esta plaga de desadaptados y cobardes tirapedreros no representa a nadie. Son una minoría. Siempre lo fueron. Por eso nunca ganan las elecciones. De allí su frustración permanente y sus formas demenciales de protestar tratando de imponerse por la fuerza. Lamentablemente lo logran porque una minoría salvaje es suficiente para causar estragos fatales en una sociedad. Ocurrió en Cajamarca en los días en que 130 españoles a caballo se impusieron a punta de mosquete y sable a 8 mil incas, y ocurre hoy cuando una miserable plaga de langostas de izquierda semi terrorista, escudada en el discurso ambiental, se apodera de los pueblos y los valles a huaracasos, bombas incendiarias con el accionar típico de hordas salvajes que intimidan a la población.

Aprovechando la ocasión, los diferentes frentes de la izquierda cavernaria como el SUTEP, la CGTP y Construcción Civil, entre otros, se han sumado a la carga con sus respectivas movilizaciones. Tal parece que le quieren cobrar la factura a Ollanta Humala por haberlos dejado tirando cintura luego del apoyo que el rojerío en pleno le brindó para subirse a la presidencia. Hoy sacan los videos en que Ollanta y su caterva de trepadores fanfarroneaban con su apoyo a las protestas. Allí se ve a Ana María Solórzano, pedicurista de Nadine que hoy ejerce la presidencia de un Congreso que tocó fondo desde la llegada del nacionalismo. Se ve también a Ollanta Humala con el típico discurso barato de un predicador de la izquierda agitadora, gritando maldiciones contra la gran empresa y prometiendo oír la voz del pueblo. Hay que recordar a la vicepresidenta Marisol Espinoza azuzando a los nativos en Bagua con la mentira de que les iban a quitar sus tierras. Nada es más fácil que engañar a la gente, crearles miedo y odio. Ese es el negocio de la izquierda. 

No hay ninguna duda de que Marco Arana, el eterno agitador antiminero, parásito vividor del ambientalismo oenegiento que pasó de ser predicador bíblico a experto en ecosistemas, sueña también con llegar a la presidencia con el mismo discurso y estrategia. Está rodeado de media docena de apóstoles que fungen de técnicos especialistas en medio ambiente y desarrollo sostenible, pero tienen un discurso gastado que se remonta a los años 60 en que ya se proponía la diversificación productiva, pero nunca pasó de ser más que un lindo discurso político inviable. Se trata de otro cuento infantil destinado a mentes jóvenes que ignoran el fracaso de estas ideas en el pasado. No tienen nada que ofrecer sino idealismo infantil y más fracasos, que luego encubrirán, como siempre, con su ya tradicional disculpa de las buenas intenciones. 

Así las cosas el gobierno del pelele puede terminar en el naufragio. La izquierda es muy capaz de incendiarle la pradera porque para eso viven. Es un sector de enfermos mentales que creen tener la fórmula del paraíso perfecto, el cual pretenden imponer a sangre y fuego aniquilando a todos los que se opongan. Lo han hecho siempre, acá y en todo lugar donde existen estas alimañas. Ya los conocemos. Son los mismos aunque ahora tengan un discurso ecologista y hablen de DDHH. Lo que no han cambiado es su estrategia violentista y su odio al progreso, a la ley y al Estado de derecho.

domingo, 10 de mayo de 2015

El verdadero rostro de la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El Perú está literalmente a merced de una plaga de antimineros que actúa impunemente en todas las regiones generando el caos, sin que nadie vaya preso. ¿Dónde estamos? Somos un país sin ley ni autoridad. Realmente patético. Nadie tiene los pantalones para imponer el orden. Desde que Alejandro Toledo asumió el poder se desató la ola de levantamientos regionales que no ha cesado hasta la fecha, dejando un saldo lamentable de muertos, heridos y millones en pérdidas. ¿Hasta cuándo tenemos que tolerar a estos desadaptados que se sienten dueños del país?

No nos dejemos engañar con el discurso de la izquierda. Acá no se trata del pueblo ni de campesinos sino de auténticos agitadores profesionales que están muy bien organizados y financiados. El rollo es exactamente el mismo en todos lados: no a la mina. Pero a la gran minería, no a la otra, la que de verdad destruye y contamina. Esa puede seguir depredando los bosques, envenenando los ríos, invadiendo las reservas naturales, pisoteando los santuarios arqueológicos, generando otras mafias, corrompiendo políticos y prostituyendo niñas. Contra ellos nadie se levanta. ¡No! Ellos son intocables.

La bronca de los valientes antimineros es sólo contra las grandes empresas mineras transnacionales que invierten miles de millones tras largos y complicados trámites, estrechamente vigilados por diferentes sectores del Estado. La pelea es contra las grandes empresas que utilizan las más avanzadas tecnologías con mayor cuidado ambiental, que más empleo formal producen, más tecnología desarrollan, más requerimientos locales y dinamismo económico regional provocan, los que más impuestos pagan dejando grandes sumas de canon y obras de infraestructura pública, y que además sostienen fundaciones de apoyo social. Contra ellos es la pelea. Una lucha que está plagada de mentiras, engaños y manipulación por parte de predicadores del mal.

Todo el rollo antiminero de disfraz ambientalista proviene de dos clases de parásitos sociales que conviven en las izquierdas. Por un lado están los farsantes que solo buscan el provecho personal para posicionarse políticamente o simplemente para extorsionar a la empresa minera con millones. Esos son los Aduviri, los Chavarría, los Pepe Julios y otros. Luego están los fanáticos del ecocomunismo que solo odian el capitalismo y están empeñados en imponer a toda costa su propia visión de desarrollo. Entre esta lacra están iluminados del terrorismo ambientalista y los promotores del socialismo verde financiados por ONGs que rinden cuentas de sus actividades de sabotaje a sus promotores extranjeros. Además hay congresistas que en medio de su absoluta ignorancia repentinamente se han convertirdo en líderes ambientales, buscando sobrevivir luego de su período legislativo. Todos ellos se movilizan con gran agilidad para predicar el miedo entre los pobladores. Son expertos promotores del odio y el miedo, la fórmula infalible de la izquierda, y cuentan con el apoyo irresponsable de medios de comunicación, especialmente emisoras de radio desde donde se propalan los más disparatados y violentos mensajes.

Por último está la población engañada, la carne de cañón, los tontos útiles que creen que se oponen al apocalipsis minero ambiental. Entre ellos aparece siempre el lumpen social, los delincuentes que ven la ocasión de dar rienda suelta a su salvajismo. Y frente a todo esto hay un Estado pasmado, cobarde, incapaz de imponer el orden, que se limita a enviar policías inermes a sufrir los embates de la turba. No tienen estrategia antimotines, no tienen tecnología y ni siquiera tienen leyes que los amparen. La policía es la primera víctima atrapada entre un Estado timorato, manejado por políticos improvisados que se orinan de miedo, y de una turba salvaje que no teme nada porque sabe perfectamente que no les dispararán y -es más- ni siquiera irán presos, hagan lo que hagan.

El espectáculo patético de un Estado y un país jaqueados por el lumpen antiminero, dirigido por alimañas de izquierda ecocomunista y viles agitadores delincuenciales, se ha vuelto usual en nuestra realidad. En 15 años de descontrol social no hay un solo preso. ¿No es hora de hacer una ley especial para regular lo que cándidamente llaman "conflicto social"? Un término muy elegante y light usado por el establishment sociológico y político de la izquierda para denominar al caos social promovido por los extremistas, similar al de "conflicto armado interno" con que designaron al terrorismo de la izquierda maoista y castrista. Ya es tiempo de tomar el toro por las astas. En un país donde se hace una estúpida ley por cada cojudez como la comida chatarra o los piropos, ¿nadie puede hacer una ley especial para controlar a las turbas, a los agitadores extremistas, a los predicadores del mal, a los que se enfrentan a la ley, al Estado y a las fuerzas del orden? 

Estos problemas no se arreglan con mesas de diálogo ni oficinas de diálogo. Ya está probado que eso no funciona. El diálogo con extremistas es inútil. Necesitamos una ley que permita procesar rápidamente a los cabecillas y autores mediatos del caos metiéndolos presos por diez años, que proteja a los policías y no los criminalice por cumplir su función, que les permita el uso de sus armas en casos de necesidad extrema porque no se les puede enviar a morir, que facilite declarar el Estado de emergencia bajo control militar, etc. Ya estamos hartos de esta situación. Ya basta.

domingo, 3 de mayo de 2015

La crisis laboral del Perú


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Cualquiera que mire las cifras laborales en el Perú tiene que espantarse. La informalidad y el subempleo van desde el 65% a más del 80% en diferentes sectores, para no hablar del desempleo o la precariedad del empleo. Pero estos son solo algunos de los terroríficos indicadores que luce nuestro mercado laboral. La mayoría de la gente lo sabe en carne propia porque está subempleada, bajo contratos de plazo fijo, sabe que será despedido sin remedio al cuarto año, o solo labora medio turno porque así la empresa evita pagarle CTS. En suma, son variadas las experiencias que la gente padece hoy gracias a las absurdas leyes laborales que rigen en el país, pero que muchos consideran maravillosas porque viven convencidos de que protegen al trabajador. Es otro acto de fe en contra de todas las evidencias de la realidad.

Todo esto sucede no por maldad de las empresas sino por la estupidez generalizada de quienes creen que las leyes sirven para proteger y derramar dicha y felicidad sobre la gente. Tenemos una gran secta fanática de creyentes en las bondades milagrosas de la ley. Son quienes hacen toda clase de leyes protectoras para un mundo feliz, los demagogos y charlatanes, los sindicalistas parásitos que defienden sus gollerías y la izquierda lunática que vive siempre en lucha contra al empresa privada y en busca de su utopía de la vida fácil. Nuestra penosa realidad laboral se debe a la pérdida de la realidad y la imposición de conceptos líricos como la estabilidad laboral, el derecho al trabajo, beneficios sociales, derechos adquiridos, sueldo mínimo, entre otros muchos conceptos sagrados que se lucen como iconos en el altar de la esquizofrenia laboral. Y todavía hay quienes se lamentan de que no se termine la "Ley General del Trabajo", verdadero monumento a la estupidez en la plaza mayor de Macondo. Si esta ley no se ha terminado tras 20 años de discusiones inútiles es precisamente por su imposibilidad real. 

La base de nuestro ridículo esquema laboral fue el absurdo "derecho al trabajo" establecido en la velasquista constitución de 1979, que le asignaba todo un capítulo al trabajo. Allí decía que el trabajo es "un derecho y un deber" pero lo cierto es que no es ni derecho ni deber, es simplemente una actividad más del ser humano libre que, bajo cierto punto de vista, puede asumir la forma de un trabajo pero sin que eso le otorgue categoría de derecho o deber. Sostener eso es tan absurdo como decir que ser artista, deportista o político es un derecho y un deber. Es demagogia y nada más. No hay necesidad de rodear al "trabajo" con una aureola especial a menos que se pretenda manipularlo políticamente. Y eso es lo que hizo el comunismo desde los escritos de Marx: utilizar al trabajador como detonante político. El trabajador del campo y de la ciudad (obreros y campesinos) estaban llamados a realizar la revolución. Pero al final toda clase de demagogos populistas han terminado por prostituir el campo laboral.

Para el comunismo en boga en los 70 el trabajo era un deber porque se basaba en la esclavitud laboral de los ciudadanos explotados por el Estado. Para las izquierdas en los países no comunistas el trabajo era un "derecho" que la empresa no podía tocar. De este modo se sacralizó el concepto aberrante de "estabilidad laboral" que la Constitución del 79 prácticamente consagra al decir que un trabajador solo puede ser despedido "por causa justa señalada en la ley y debidamente comprobada". El trámite era tan engorroso que ninguna empresa lo intentaba ya que además estaba destinado a perderlo. Así fue como el puesto laboral le fue enajenado o expropiado a sus creadores y dueños, los empresarios, y pasó a ser propiedad del trabajador pero administrado por los sindicatos, los que finalmente se convirtieron en mafias de extorsión.

El velascato alimentó el sindicalismo que luego nos sacó los ojos en los 70 y 80 con huelgas que duraban meses paralizando la economía, especialmente en el sector bancario dominado por el Estado, así como en la educación, puertos y demás sectores estatales. El reinado de estos dinosaurios acabó con las reformas de los 90, pero poco o nada se hizo por remediar el caos en el sector privado, donde la legislación seguía defendiendo  viejos conceptos retrógrados que minaban las libertades. Mientras la moderna estructura económica liberalizaba el mercado eliminando los controles de precios y otras regulaciones y sobrecostos, el ambiente laboral permaneció prácticamente intacto. Peor aun, se inventó la CTS como una suerte de seguro de desempleo a cargo del empleador y acabó siendo un sobrecosto absurdo.Ya antes la demagogia de Alan García había institucionalizado la gratificación de julio y diciembre como una obligación laboral más, que se sumó a la larga lista de beneficios sociales pagados por la empresa como si fuera una beneficencia pública.

El Perú tiene los más altos sobrecostos laborales de la Alianza del Pacífico. La empresa formal debe asumir el 60% adicional del sueldo de cada empleado. Es decir, por cada 100 soles pagados al trabajador, la empresa debe abonar 60 soles más de sobrecostos, mal llamados "derechos". Y para colmo el empleador ni siquiera tiene libertad para reducir personal o despedir trabajadores cuando la coyuntura lo exige o el trabajador no es competente. Evidentemente hay razones de sobra para que el empleo en el Perú esté en la condición de informalidad y precariedad en que está hoy, pues nadie es tonto para perder dinero de ese modo ni arriesgarlo ni dejarse timar por el Estado. Y lo peor es que ni el Estado cumple con estas gollerías laborales ya que tiene una gran cantidad de regímenes laborales, que buscan básicamente eludir las obligaciones laborales y reducir los presupuestos. También se han tenido que crear algunos regímenes especiales para el sector privado, con lo que el sistema laboral es una verdadera maraña legal aberrante.

Entre las cosas que el Perú necesita resolver urgentemente es la tantas veces mentada reforma del Estado y la reforma laboral, que es básicamente desregularlo, otorgando libertad absoluta de contratación y despido, así como eliminando gollerías y sobrecostos que encarecen el empleo. Que sea el mismo trabajador quien pague sus seguros, pensiones y todo lo que quiera pagar para su beneficio y el de su familia, pero que lo haga de su propio dinero. La empresa no es una beneficencia y el Estado tampoco. De paso hay que liberalizar el seguro médico y las pensiones. El trabajo debe ser remunerado de acuerdo al costo del mercado y al valor personal de cada trabajador. La empresa debe garantizar buen trato y ambiente seguro, todo lo demás debe ser materia de la libre negociación y la realidad del mercado. Por último deberían desaparecer ese concepto mítico y absurdo del "sueldo mínimo vital" que solo sirve para discutir por tonterías. La pregunta es si alguien tiene cojones para hacer todos estos cambios. De lo contrario permaneceremos en el limbo laboral que hoy nos asfixia. O pisamos tierra asumiendo la realidad sin miedo o seguimos engañándonos con la fantasía de las maravillosas leyes laborales, los supuestos beneficios sociales y los cándidos derechos laborales. ¿Lo aceptarán quienes cacarean por el cambio?