martes, 24 de noviembre de 2015

Seguimos en la Edad Media


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La comisión de Constitución del Congreso archivó el proyecto de ley para despenalizar el aborto en casos de violación. Esto significa dos cosas: por un lado, el aborto seguirá practicándose ilegalmente, como viene ocurriendo todos los días desde hace décadas sin que a nadie le interese. Mantener la ficticia penalización del aborto, por tanto, es solo un acto de hipocresía y estupidez, que no sirve más que para posar como piadosos de la fe, simulando respetar el dogma sagrado de la vida. Es decir, los congresistas prefieren comportarse como niños de catecismo antes que como legisladores responsables que atienden problemas reales de la sociedad de hoy.

En segundo lugar, significa que las niñas pobres violadas por sus padrastros, primos, tios o incluso padres, están condenadas a parir y callarse como si estuviéramos en cualquier país islámico. Bueno, tampoco es que tengamos demasiadas diferencias en ese punto. Estamos en Perusalén, un país que aun permanece en la Edad Media en cuanto a dominación religiosa se refiere. Acá el 95% tiene el cerebro carcomido por la religión, gracias al implacable adoctrinamiento religioso que se da desde el nido, sin que al Estado le importe un comino que se utilicen las escuelas para el proselitismo religioso. Así que, en este ambiente, los derechos de la mujer resultan tan lejanos como en cualquier otro país del Medio Oriente. 

Por ahora el Perú se mantiene a la zaga de Latinoamérica en cuanto a derechos de la mujer se refiere. Incluso en Bolivia, país al que los peruanos suelen ver del hombro para abajo, el aborto en casos de violación está despenalizado. Y no hablemos de Chile, Argentina o Uruguay que nos llevan décadas de adelanto en materias de derechos civiles. En todos estos países no se ha producido ningún aumento de abortos, que es uno de los falaces argumentos que emplean los fanáticos de la fe para oponerse a la despenalización del aborto. Los "provida" están llenos de mentiras y medias verdades para oponerse a los derechos de la mujer, y uno de ellos es que las mujeres irán en masa a abortar. A ese nivel llegan en su bárbara demagogia. Han llegado a estigmatizar a los que apoyan la libertad de la mujer para decidir, llamándolos pro muerte, abortistas, genocidas, etc. Son un encanto.

Ni siquiera vale la pena molestarnos en debatir su cantaleta sobre los derechos del concebido o la autonomía del nuevo ser. Todo eso no pasa de ser más que basura retórica frente a los hechos de la realidad. Estamos en un país semi salvaje donde la violación es uno de los delitos más comunes y aun se le obliga a la mujer a parir por santificados dogmas de fe. Claro que eso cuenta solo para las mujeres pobres y para las niñas pobres, que son el universo casi exclusivo de este tipo de delitos. Lo que significa que la pobreza aumentará, los hogares disfuncionales y los seres disfuncionales aumentarán, la sociedad se precarizará por la presencia de niños no deseados y abandonados a su suerte, que es el común denominador de la pobreza. Pero como ya es sabido, a la Iglesia, igual que al socialismo, le encantan los pobres porque ese es su principal mercado.

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