domingo, 10 de enero de 2016

Pobreza política total


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Francamente da pereza ocuparse de la situación política de este país. El nivel de los políticos es tan bajo que descender a su nivel para comentar, por ejemplo, las bestialidades de Ollanta Humala, requiere de un momento especial de buen humor y tolerancia. Es penoso ver que todo gira en torno a la mediocridad de Ollanta y que los demás se ven obligados a sumergirse en el fango de sus pachotadas cuarteleras ya sea para responderle o para defenderlo.

La presentación del premier Pedro "Papelón" Cateriano en cadena nacional dando la cara por las animaladas que profiere contra los candidatos el felón de su jefe, ha sido digno de un programa cómico. No sabía si estaba viendo un capítulo de Seinfeld o de verdad se trataban de dos ministros de Estado tratando de defender al presidente por dedicarse a insultar políticos como si fuera un palomilla de ventana. Esto solo pasa en un país como Perú, frente al cual Macondo es Disneylandia. Ya deberíamos postular a un récord Guines en ridículo político. Tener especímenes como Toledo y Popy Olivera, Acuña, Nano Guerra o el Hermanón Belmont, nos hace extrañar a Brad Pizza.

Es una lástima ver a Cateriano, alguien que alguna vez fue una promesa del liberalismo, convertido hoy en escudero de un pobre diablo como Ollanta Humala. ¿Qué lo motiva a Cateriano a tragarse tremendo sapo? ¿No tiene dignidad? ¿Qué lo mantiene en el cargo? ¿Por qué no ha renunciado ya? ¿Le gusta el sueldo? Ya sacrificó todo su futuro político y sabe bien que el único lugar donde podría recalar es en el Partido Nacionalista, si es que Nadine le da luz verde. Parece que al final acabará como Anel Townsend y Susana Villarán, ofreciendo sus servicios en la vía pública al mejor postor, y rogando que lo levanten. 

De Ollanta Humala ya no cabe decir más. Es lo que es: un ignorante con poses de matón cuartelero. Entiende la política al estilo socialista: eliminar a todos los rivales y regalar plata a la gente. Sus días están contados. Solo hay que sentarse a mirar cómo se va hundiendo mientras las ratas saltan tratando de subirse a cualquier cosa que aun flote. 

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