domingo, 12 de noviembre de 2017

El circo del antifujimorismo se desborda


Escribe; Dante Bobadilla Ramírez

El escenario político del Perú no varía en nada desde hace 16 años, cuando Alejandro Toledo se puso la vincha en la frente y empezó a arrear a la chusma con el cuento de la "lucha contra la corrupción", el cual en esos tiempos se refería a combatir al fujimorato que acababa de caer. Toledo ganó la presidencia y dio inicio a la mayor cacería de brujas de nuestra historia, metiendo presos a todo el que podía, sin juicio alguno. Muchos inocentes purgaron cárcel por años sin tener condena ni ser culpables de nada. Pero el circo de la lucha contra la corrupción quedó marcado en las mentes colectivas como una lucha contra el fujimorismo. 

Dieciséis años después Fujimori está preso al igual que todos sus compinches. Sin embargo, el fujimorismo se renovó con nuevas caras lideradas por Keiko Fujimori, quien fundó su propio partido y consiguió el apoyo de un pueblo que no olvida todo lo bueno que Fujimori hizo por este país. Hoy el fujimorismo es la fuerza más grande en el Congreso y ninguno de sus integrantes tuvo relación alguna con los noventas. Todos son políticos de una nueva generación que entraron al Congreso con la camiseta naranja, aunque más de la mitad no sean fujimoristas.

En estos dieciséis años quienes han estado en el poder no son los fujimoristas sino, básicamente, el antifujimorismo. Desde Toledo hasta PPK ha gobernado el antifujimorismo. Quienes nos gobiernan ahora mismo son los representantes del antifujimorismo. Pero resulta que ahora nos hemos venido a enterar de que estos dieciséis años han sido la época de la mayor corrupción de toda nuestra historia. La mayor corrupción no solo por el tamaño de lo robado en coimas comprobadas, sino en la mayor extensión de la corrupción a toda escala, que incluye no solo a miembros del gobierno central sino a los gobiernos regionales, empoderados artificiosamente por los genios del toledismo, pero además a otros organismos del Estado y fuera de él, como los medios de comunicación.

La mayor corrupción de nuestra historia está vinculada a la mafia brasilera de Odebrecht que salió a la luz cuando llegaron a montar el monigote de su candidato presidencial Ollanta Humala, con la asesoría exclusiva de Luis Favre, quien luego volvió a hacerse presente para apoyar a Susana Villarán en la revocatoria. Toda esta mega corrupción brasilera que contaminó partidos de izquierda, medios de izquierda, oenegés de izquierda, gobiernos de izquierda, hoy está asustada. ¿Y saben cual ha sido su principal mecanismo de defensa? Nada menos que volver a montar el circo de la lucha anticorrupción atacando al fujimorismo.

Es que esta gentuza de izquierdas cree que toda la gente es estúpida. Durante dieciséis años se han pasado cacareando sus odios al fujimorismo y a Keiko. Ya tenemos una generación y media de nerds que solo viven para odiar al fujimorismo. Ahora resulta que los corruptos del siglo XXI nos quieren volver a vender su circo anticorrupción atacando a Keiko. ¿Se puede ser más caradura y sinvergüenza? Pero el circo tiene acogida porque abundan los limítrofes que creen en esos cuentos.

La corrupción caviar hoy es aun mayor que antes. Ya han capturado incluso el diario El Comercio, la mayor del país. Ahora tienen más fuerza y llegada. Han convertido a El Comercio en un anexo de La República, lo han llenado de columnistas mediocres como Marco Sifuentes y Patricia del Río, para no decir más, y sus carátulas son tan chichas como los diarios de Montesinos. Ahora resulta que los progres y rojimios que antes criticaban, condenaban y marchaban contra la "concentración de medios" de El Comercio, ya están calladitos y contentos. Ahora aplauden las portadas, editoriales y columnas de la "concentración de medios".

En ese copamiento de poder de la corrupción del siglo XXI están los medios. Por eso es que seguimos viendo que toda la famosa lucha anticorrupción se queda apenas en combatir a Keiko, mientras los corruptos de gobiernos anteriores, de la fiscalía, contraloría, procuraduría y demás instituciones infestadas de corrupción respiran tranquilos. Nos quieren hacer creer que los cuestionamientos del fujimorismo a esas autoridades corruptas del TC y la Fiscalía son un atentado a la democracia. Ahora nos encontramos que la izquierda ha armado un Frente de Defensa de la Corrupción y están dispuestos a salir a marchar para protegerlos. 

¿Qué han hecho todas estas autoridades corruptas por traer a Toledo? Nada. ¿Por qué no se escandalizan de que PPK no quiera responder directamente ante el Congreso por los actos de corrupción del gobierno del que fue parte? ¿Se imaginan ustedes el griterío de los rojos y sus marchitas con lavadas de bandera si fuese Kieko la que no quiere responder? Pero como se trata del patrón que hoy les da de comer, están calladitos. Al contrario, atacan al fujimorismo por querer investigar. Ahora salen con que "debemos defender la institucionalidad". ¿Cuál institucionalidad? ¡Si todas están infestadas de corrupción!

Que quede claro para todos: hoy los farsantes de la lucha anticorrupción nos quieren tomar el pelo. La lucha anticorrupción no es contra Keiko sino contra los que nos gobernaron en estos dieciséis años. La lucha contra la corrupción pasa por investigar a toda la mafia antifujimorista que estuvo en los cargos de poder, en el gobierno central, sus instituciones, y el municipio. Allí es donde hay que apuntar si se quiere luchar contra la corrupción del siglo XXI. Basta ya de seguir mirando los 90 y montar el circo del antifujimorismo para engañar a los débiles mentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario