sábado, 18 de agosto de 2012

Santos hace lo que quiere


Sin duda en este momento nadie representa mejor la imagen de izquierda que Gregorio Santos, el comunista que funge de presidente regional de Cajamarca y que, lejos de cumplir la misión para la cual fue electo, se ha dedicado a la batalla antiminera comandando a una secta de cavernícolas de izquierda que se ocultan tras el disfraz del ambientalismo. Quienes alguna vez creyeron que el diálogo era el instrumento para solucionar los problemas, ahora deberán reconocer su ingenuidad y falta de experiencia política, pues como ha quedado demostrado en los hechos, con la izquierda no se dialoga, y menos con esas sectas de lunáticos intransigentes que solo conocen la violencia como mecanismo político.

Desde el principio era claro que a Gregorio Santos no le interesaba el diálogo en lo absoluto. Como todo buen izquierdista se siente dueño de la verdad, y solo sabe imponerla a punta de marchas callejeras, bloqueos de carreteras, amenazas a la población civil que no los apoya y paros semi armados, como ya se ha comprobado también. Con esta clase de escoria política no caben diálogos. El gobierno de Ollanta Humala pagó caro su inexperiencia y buena voluntad al entregar la cabeza del premier Valdés a cambio de nada. La supuesta solución pacífica y dialogada con los radicales comunistas es imposible. Hoy deben estar rascándose la cabeza en el gabinete para ver qué más pueden hacer cuando ya han fracasado en el intento de diálogo. Es claro que les tiembla la mano.

¿Qué hacer cuando ya todas las opciones se han intentado y se ha fracasado igual? Ni los curas han podido hacer el milagro de que esas alimañas de izquierda se sienten a dialogar y entiendan razones. Gregorio Santos sigue allí tan campante retando al gobierno y haciendo lo que le viene en gana. Es el rey del show. En lo único que ha retrocedido es en su intento descabellado de promover la salida de Ollanta Humala del poder. Hasta eso llegó, y es seguro que aun lo tiene como proyecto político. Estas escorias se sienten con la autoridad de hacer cualquier cosa impunemente. Hay que recordar que un izquierdista es alguien que no respeta nada porque parte de la tesis de que la realidad está mal y debe ser transformada. Además tiene por dogma que esa transformación tienen que ser violenta ya que "el sistema" no se dejará cambiar. 

Así que mientras Ollanta Humala deshoja margaritas mirando el mapa de Cajamarca, Santos sigue en su vergel subversivo. Esta es la imagen perfecta de una democracia débil y mal concebida. Parece difícil ya que Ollanta Humala pueda ponerse los pantalones y retire a Santos del cargo antes que Santos lo saque a él. Ollanta no tiene carácter para enfrentar a esas inmundicias radicales de izquierda. Un presidente con los cojones bien puestos no permitiría que semejante cucaracha se le plante con tanta arrogancia. Hace rato que lo hubiera sacado de su cargo y estaría preso aunque sea por unos días para que aprenda lo que es el Estado de Derecho y la democracia bien entendida. La democracia según la izquierda es el caos callejero al que están acostumbrados a recurrir para imponer sus caprichos por la fuerza. Por desgracia hace tiempo no tenemos un gobierno que les enseñe a estos miserables lo que es la democracia y la ley.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario