miércoles, 9 de enero de 2013

Apuros en la revocatoria


No deja de ser patético que la estrategia de los anti revocadores deje de lado a Susana Villarán como alcaldesa y se concentre más bien en otras razones conexas y hasta falaces para impedir la revocatoria, lo cual solo puede confirmar que la tía Regia es un personaje indefendible. ¿De qué otra manera puede interpretarse que el eslogan principal de los anti revocadores sea "Lima no puede parar"?

El mensaje de los anti revocadores se extiende hasta explicar que no vale la pena gastar tanto dinero en una consulta popular y luego en nuevas elecciones. También afirman que sería espantoso para la ciudad tener 4 alcaldes en un año. En suma, la campaña contra la revocatoria ha dejado de lado a la alcaldesa Susana Villarán para pasar a definir riesgos y defendernos de los supuestos peligros que se ciernen. Ya ni siquiera se menciona la tan mentada "honradez" de la tía Vaga. Es evidente pues que Susana Villarán como alcaldesa es indefendible.

Por otro lado, los antirevocadores mediáticos AAR, RMP, Lauer y otras menudencias, insisten en sus cuentos de terror como las supuestas mafias que están detrás de la revocatoria. Llegan a escribir cosas tan risibles como afirmar que quienes buscan la revocatoria están en contra de las maravillosas reformas que por largas décadas ha esperado la ciudad y que al fin esta gestión edil se ha decidido a realizar. Esto más parece guión de algún programa cómico.

Anel Townsend ha salido de su sarcófago político para emprender una campaña suicida que, sin duda, la devolverá a sus mazmorras con todo y pancartas. Ya sin argumentos que repetir, en el minuto segundo de toda entrevista empieza a divagar con cuentos de la cripta, como que se detendrán grandiosas obras, por ejemplo, la ampliación de la Vía Expresa. Esta obra, si es que de verdad se emprende, tardará unos diez años como mínimo. Ahora está en fase de expropiación de terrenos y solo allí pasará un par de años. Así que no hay de qué preocuparse. 

En realidad nada tiene por qué detenerse. Las grandes obras están previstas y concesionadas desde la época de Castañeda y deberían continuar. Quien las ha detenido ha sido precisamente Susana Villarán que paralizó la Linea Amarilla para "socializar" el proyecto y darle mayores ventajas a la empresa, además de cambiarle el nombre. Ahora nos saldrá más caro a todos. También ha detenido el proceso de ampliación del Metropolitano. Y ni qué decir de toda la red de obras de infraestructura vial que la ciudad necesita con urgencia y de la cual no hay absolutamente una sola obra en marcha.

Al contrario de lo que afirman, la revocatoria busca recuperar la dinámica en obras de infraestructura que Lima venía experimentando en los últimos diez años y que esta gestión edil de Fuerza Social ha paralizado.

Tras los resultados de las últimas encuestas donde la aprobación de Susana Villarán cae a 22% y las intenciones de revocarla se mantienen por encima del 60%, parece que la tarea de todo ese contingente de mermeleros caviares y farándula mixta, contratada para impedir el despido de la izquierda de su gestión edil, será más difícil que los trabajos de Hércules. Ni Favre ni Harry Potter podrán evitarlo.

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