sábado, 14 de septiembre de 2013

Diccionario de izquierda

Por: Juan Carlos Vásquez Peña

Si hay algo que debemos reconocer como un gran éxito de la izquierda es la imposición asolapada de su ideología mediante la machacona repetición del “vocabulario izquierdista”, una serie de palabras y frases que al ser utilizadas por la izquierda adquieren una acepción nueva y sorprendente que acaba siendo incluso totalmente distintoa al original. Estas palabras usadas como muletilla por toda la izquierda son creadas por “intelectuales comprometidos”, usualmente profesores universitarios, sociólogos e "investigadores sociales", como los que viven financiados por ONGs o por la PUCP. Tales conceptos quedarían restringidos al mundo académico de no ser por la rápida y entusiasta adopción en los medios, cuyos integrantes, en gran medida, son columnistas de izquierda.

El uso continuo de estas palabras con tales significados hace que se infiltre la ideología y concepción del mundo desde el punto de vista de izquierda. Una vez que estas palabras o frases del vocabulario izquierdista entran al habla popular resulta muy difícil extirparlas y hasta se ponen de moda como la relamida "inclusión social". Aquí pongo a continuación una pequeña lista de palabras o frases típicas de la izquierda y la aplicación que hacen de estas sus impulsores académicos y mediáticos:
  • Consulta previa: concepto surgido en los últimos años y que, como muchos de la izquierda, suele llevar implícito una redundancia, puesto que si bien existen las consultas posteriores a una obra o proyecto, lo normal es que la consulta sea previa. Es un mecanismo de “democracia directa” por el cual una determinada zona decide si es viable o no un proyecto que casi siempre es de interés público. El gobierno que acepte esto estará siempre a merced de un pequeño pero bien organizado grupo agitador de la izquierda que hará todo lo posible (por las buenas o malas) para ganar esa pequeña zona a su causa y perjudicar con el tiempo tanto a ellos como al resto del país.
  • DBA: (ver fascista)
  • Democracia directa (o participativa): Contraposición a la democracia representativa que es en la que se basan la mayoría de países exitosos de la actualidad (o que tratan de serlo). Consiste en gobernar de forma plebiscitaria en la medida de lo posible (pues siempre el “líder” de turno impondrá su forma de ver la democracia y la someterá a prueba constantemente para afianzar su poder, como hacía el finado Hugo Chávez). La "democracia directa", utilizada en un ambiente de democracia representativa como el nuestro, consiste en minar el poder de la autoridad elegida mediante la coacción y continuos ataques de “frentes de defensa”, “frentes ambientales”, ONGs y otras organizaciones de la “sociedad civil” que terminan por anular cualquier iniciativa de la autoridad elegida ante el miedo a ser un eterno visitante del Poder Judicial una vez terminado su mandato.
  • Derechos humanos: Palabra trastocada a partir de los “Derechos del hombre” que los revolucionarios franceses del siglo XVIII proclamaron. Los derechos por lógica sólo pueden ser humanos pues el poseerlos conlleva también responsabilidades (o deberes), y mientras no aparezcan otros seres racionales en el planeta no podríamos hablar de otros derechos que no sean humanos. Sin embargo en la actualidad algunos primates, los animales en general, la naturaleza, los ríos, el planeta y muchas otras cosas más tienen "derechos". Mención aparte son los “derechos adquiridos” alegados por los sindicatos, que viene a ser una versión moderna de las prebendas y favores que tenían los señores feudales de la edad media.
  • Dictadura del proletariado: Concepto caduco que murió con la caída del muro de Berlín pero que como zombie aparece de tiempo en tiempo en distintos países. Ha quedado tan desprestigiado que ahora la mayoría de la izquierda (excepto el comunismo cavernario) prefiere la “democracia directa” o el imperio de la “sociedad civil”.
  • Emprendedor: El emprendedor es la concesión a medias que la izquierda hace al triunfo de la iniciativa individual que caracteriza un régimen liberal. El emprendedor actual es el empresario de siempre, la persona que se arriesga a vivir por sus propios medios sin esperar que el Estado le solucione sus problemas. Claro, hay algunas características: el emprendedor casi siempre es joven, su “emprendimiento” suele ser pequeño y emplear pocas personas, debe ser “del pueblo” (o identificarse de él) y según la izquierda debe ser “protegido por el Estado” mediante leyes, requisitos burocráticos y tasas que supuestamente tienen la intención de cuidarlo para que crezca, pero en realidad lo único que hace es dejarlo estancado o recurrir a la informalidad para crecer. La izquierda ama al emprendedor como pequeño empresario pero odia al que osa crecer y convertirse en gran empresario, es una herejía aún no aceptada.
  • Fascista: Clásico epíteto lanzado por las indignadas almas de izquierda contra cualquiera que no comparta sus opiniones y tiene el valor de decírselos en vez de dejarlos hablar como hace la mayoría. El fascista original de Italia provenía de partidos socialistas como el mismo Mussolini y su Gran Consejo Fascista. Sus planteamientos eran tan similares a los de la izquierda actual que si los ponemos juntos no habría forma de diferenciarlos. El Nacionalsocialismo Alemán también surgió del socialismo; sin embargo en la actualidad cualquier liberal será tachado de fascista (o del más “cool” DBA) sólo por indicarle a un izquierdista que va desnudo de ideas y cubierto de clichés.
  • Frentes (de defensa, de los intereses, ambientales, etc): Organizaciones cuyo supuesto fin es "velar por los intereses de pueblo”, los cuales según estos, paradójicamente, estarían amenazados por quien eligieron en las últimas elecciones. Casi siempre tienen una dirigencia que nunca se renueva (sólo rotan puestos) mientras exigen a los demás un manejo democrático. También suelen recibir asesorías y recursos de ONGs de izquierda. Luchan por el medio ambiente perjudicando la economía de sus pueblos, organizan marchas y tomas de carreteras y se movilizan en camiones y camionetas 4x4, siempre bien aprovisionados. Al final de su movilización dejan el ambiente mas sucio que nunca pero lo justifican alegando que luchan por una causa mayor.
  • Impuesto a la sobreganancia: Concepto que estuvo de moda durante las “vacas gordas” pero que ya se encuentra en decadencia hasta el próximo gran ciclo minero. Si partimos de que para haber “sobreganancias” también deberían existir “sobrepérdidas” entonces ya podemos descartar la lógica que encierra la frase. Supuestamente argüía que las empresas extractivas se la llevaban fácil durante ese periodo, y no se daban cuenta de todo el empleo formal, salarios elevados y encadenamientos productivos que crecieron a partir de las “sobreganancias” de las empresas.
  • Matrimonio igualitario: Palabrita muy nueva y que está ganando mucha fuerza en el mundo intelectual y oenegiento pero aún no pega en la “sociedad civil”. Es una forma descafeinada de decir matrimonio homosexual, pero al ponerle el término “igualitario” da a entender que el matrimonio heterosexual nunca ha sido igualitario, o que hombres y mujeres somos dos especies totalmente distintas. Conforme siga avanzando esta tendencia al relativismo social será clasificado de igualitario casarse con animales o cosas, lo cual hará que la palabra sea contradictoria a su origen (como varias de las del vocabulario izquierdista).
  • Sociedad civil: Nombrecito que designa a pequeños grupos organizados con una agenda propia que pretenden influir en el Estado haciendo creer que representan a un gran grupo de la población. Son básicamente ONGs cuyos intereses particulares pretenden imponer a los demás. Suelen mostrar públicamente su fuerza mediante grupos de manifestantes muy bulliciosos. En tanto esgrimen elevados valores socioculturales, nunca les falta el apoyo de personajes mediáticos ávidos de publicidad y cartel. Ejemplos de influencias sobre la “sociedad civil” son los que ejercen las ONGs de DDHH mediante el informe de la CVR y la cancelación de proyectos mineros importantes como Tía María, Conga o Tambogrande, así como la ampliación del gasto del Estado en la creación elefantes blancos como el “museo de la memoria”.
Existen muchos otros ejemplos del vocabulario de izquierda, pero creo que estos son suficientes para demostrar como la izquierda ha pervertido el vocabulario culto fabricando una falsa realidad semántica llena de fantasmas. Combatir con argumentos y desvelar las falacias que encierran sus conceptos o consignas debe ser el primer paso para ir demoliendo la cultura zurda de lo "políticamente correcto".

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