martes, 17 de septiembre de 2013

El matrimonio gay y su palabreo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El proyecto del congresista Carlos Bruce para aprobar el matrimonio gay en el Perú tiene una larga cola, y debe ser discutida con amplitud y seriedad. Esto impone, en primer lugar, eliminar toda esa fanfarria bienhechora de supuesta justicia social, que es como se introducen siempre muchas ideas absurdas que solo acaban complejizando inútilmente el escenario social y enredando más la vida de las personas. Luego, debemos llamar las cosas por su nombre y aclarar los conceptos manoseados, evitando la charlatanería política que solo busca imagen pública y votos. 

De lo que se ha expuesto hasta ahora no cabe duda que una buena parte de ese proyecto se sustenta en la eterna costumbre de otorgar supuestos "derechos" a las personas que presumiblemente carecen de ellos. Una de las acepciones favoritas del concepto "derecho" que usan nuestros políticos se reduce a crear más espacio para que más gente acceda a la mamadera del Estado. Nuevamente la tesis errada de que el Estado es la fuente de todos los derechos y que "derecho" es simplemente acceder a los servicios gratuitos del Estado. Es decir, el concepto socialista de los derechos, el cual nada tiene de liberal. Esta clase de "derecho" es la que ha saturado y degradado la salud y la educación públicas a niveles paupérrimos.

Apoyándose en la fantasía de que el Estado es la fuente de los derechos, los políticos no se cansan de otorgar "derechos" a la gente del mismo modo en que reparten panetones en las barriadas. Solo hace falta algo de imaginación y oportunismo para que los magos de la política nos saquen un nuevo "derecho" del sombrero, impulsados por la demagogia y la irresponsabilidad, ingredientes principales del sancochado que es hoy la legislación peruana y del desastre en que se ha convertido el Estado. Así es como el Sr. Bruce pretende otorgar a la pareja gay el "derecho" a atenderse en ESSALUD. O sea, más gente al saturado servicio de este sistema que ya está prácticamente quebrado. 

El absurdo método de la tarifa flat que hoy existe para los aportes de ESSALUD hace que dos personas paguen igual, aunque uno esté solo mientras el otro le carga al sistema con la atención de su pareja y cuatro hijos. Lo inteligente sería que cualquiera pudiera meter a quien le de la gana al sistema, siempre y cuando pague por cada carga que le impone al servicio. Otra buena solución sería que el aporte mensual disminuya a cambio de que algunos servicios tengan una tarifa, pues hay muchísima gente que aporta y nunca hace uso del servicio porque es pésimo. También ya va siendo hora de eliminar la obligatoriedad del aporte a ESSALUD. Estos son los cambios que habría que discutir y hacer en lugar de seguir metiendo más gente gratuita al sistema, irresponsablemente.

También se ha hablado del derecho de sucesión, el cual es igual para todos. El truco que se introduce acá para inventar una "falta de derechos" es que los heterosexuales pueden legar a su pareja y los homosexuales no. Claro que para admitir esto como una falta es necesario admitir que una "pareja" es cualquiera, por ejemplo, tu roommate. Esto trastoca todo el panorama conceptual de nuestra cultura en donde está claro qué cosa es una pareja desde los tiempos bíblicos. Pero como hoy estamos frente a genios del palabreo que con el cuento de la "evolución" resulta que hoy una pareja puede ser cualquiera, sea lo que sea, resulta que debemos admitir que los homosexuales están perjudicados. Esto es algo bastante difícil de tragar.

Las parejas se forman no solo por amor, ya que el amor tiende a desaparecer y hasta convertirse en odio. Las parejas se forman, en principio, como una sociedad conyugal donde el sexo está consentido y hay compromiso mutuo para formar una familia, aunque luego pueda resultar en ausencia de hijos por muchas razones. Este tipo de pareja tiende a ser más estable o así ha sido históricamente. En todo caso es el tipo de pareja que le interesa a la sociedad, desde las más antiguas comunidades primitivas, debido a que de allí deriva la prole y las nuevas generaciones, fundamentales para la prolongación de la comunidad y nación. Es por eso que las parejas -estas parejas- han gozado de atención y protección. No por una cuestión política, ideológica y ni siquiera religiosa, sino por un hecho muy real y práctico, que tiene consecuencias evolutivas.

Pero ahora nos vienen con la novedad de que cualquier par de personas, aun del mismo sexo, pueden constituir "pareja" y deben merecer la misma atención y consideración de parte de la sociedad y el Estado. Esto es, obviamente, un disparate, dicho claramente. No hay ni punto de comparación.

Pero más allá del disparate conceptual y la absurda pretensión igualitaria se alega nuevamente una falta de derechos iguales en el caso de la sucesión de bienes. Se habla de que los homosexuales no pueden legar a su pareja y que la ley de herencia impide a cualquiera disponer libremente de los bienes. Como ya lo han demostrado distinguidos juristas, esto se resuelve modificando esa absurda ley de herencia que impide a las personas disponer libremente de sus bienes. Acá hay un claro atropello del Estado a la libertad del individuo y una inaceptable intromisión del Estado en las decisiones de las personas. Que el Estado te diga a quién debes dejarle tus bienes es sencillamente inadmisible. Tal decisión corresponde única y exclusivamente a las personas, solo ellas debe determinar su legado en función a la realidad de sus vidas. 

Lamentablemente, lejos de exigir la modificación de esa absurda ley, algunos supuestos liberales lo han señalado como el impedimento que justifica la ley de "unión civil" o matrimonio gay. Lo han señalado como si ese impedimento que solo permite disponer del 30% de los bienes fuera una infranqueable cordillera o un fenómeno cósmico inevitable. No entiendo por qué no se puede modificar ese absurdo y desenredar la vida de los ciudadanos, en lugar de hacer nuevas leyes que complican más la existencia. Estamos en una era en que la sinrazón se impone. Hoy la inteligencia de utiliza para justificar el absurdo y argumentar el disparate. Todavía falta analizar el intento divino de "crear una nueva forma de familia" que es el más desaforado intento de esta nueva ley, pero eso lo dejaremos para otro día.

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