jueves, 8 de enero de 2015

El progresismo al ataque


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La concentración de medios de izquierda no le ha dado tiempo ni de sentarse en su sillón a Castañeda para empezar su campaña de demolición. En realidad los mermeleros de la prensa progresista nunca se cansaron de apoyar a Susana Villarán y atacar a Luis Castañeda Lossio. Ahora viven con la sangre en el ojo por la humillante derrota de su lideresa que no alcanzó ni el 10% de la votación, quedando en un penoso tercer lugar, lo que deja en evidencia y sin opción de réplica el desastre que significó su gestión en opinión del 90% de los limeños. 

El primer grito al cielo se oyó a coro cuando la nueva gestión no renovó contrato a 3 mil empleados que son solo parte de la sobreabultada planilla que dejó Villarán, como buena progresista. Todos hemos podido ver por diversos lugares de la ciudad a esa nube de "inspectores de tránsito" con chaleco municipal agitando las manos o haciendo nada parados en las esquinas. ¿Qué más podían hacer por un tránsito congestionado con miles de unidades de transporte que jamás fueron retiradas por Susana Villarán? Este ejército de inspectores inútiles solo eran parte del decorado de cartón que fue la famosa "reforma del transporte". 

Plantar inspectores uniformados por todas partes y utilizar a sus mermeleros de la concentración de medios caviar para convencernos de que había una reforma en marcha, fue todo lo que se hizo. Al mejor estilo del comunismo cubano, nos repetían a diario la consigna de que había una revolución en marcha para dejar atrás a las combis asesinas y derrotar a Orión. Pero lo cierto es que no había nada. Las combis nunca fueron retiradas y Orión sigue siendo la dueña de las pistas. La ilusión óptica solo funcionaba en el falso "corredor azul". Incluso deben haber elegido ese color por sus efectos hipnóticos. Los socialistas se las saben todas para engañar a la gente.

La primera crisis que tiene que enfrentar Castañeda es la de los ex trabajadores cesados. Ya el progresismo se le ha ido encima. Desde Marisa Glave hasta Rosa María Palacios, pasando por toda la recua de progres que infestan las redes sociales, han salido en defensa del "derecho al trabajo". Pero esa cháchara sigue siendo parte de las mentiras con que llenan su discurso para engañar a la gente. Para empezar no existe ningún "derecho al trabajo". Eso es solo otro disparate progre dentro de su amañado lenguaje y de su utópico mundo repleto de alucinantes derechos.

Nadie tiene ningún "derecho al trabajo". Las personas acceden a un puesto laboral si cumplen los requisitos que se exigen para ese puesto. Y un puesto laboral se crea por estricta necesidad del servicio o la producción, y puede eliminarse por los mismos motivos sin que nadie tenga por qué sentirse ofendido. Las personas contratadas no son dueñas de sus puestos laborales. Solo cumplen una función mientras esta sea requerida. Nadie puede reclamar "su" puesto de trabajo porque no le pertenece. El puesto laboral es de la empresa o entidad y responde a sus necesidades económicas, no es una condición natural inalienable del individuo. Así que harían bien los progres en refrescar sus mentes con un poco de realismo.

El progre tiene el cerebro al revés, cree que el puesto laboral es un "derecho", o sea que el Estado o la empresa están obligados a contratar a las personas solo porque estas necesitan un trabajo. Pero además creen que no se pueden eliminar nunca los puestos laborales, aunque ya no sean requeridos ni aunque la empresa esté al borde de la quiebra. Esta es la razón por la que los socialistas repletan de parásitos las empresas estatales y los organismos públicos llevando finalmente la economía al colapso. Es una vieja historia que vemos cada cierto tiempo porque la estupidez del progresismo parece un mal incurable en la humanidad. 

El Municipio de Lima tras la gestión progresista de Susana Villarán terminó peor que panza de perro callejero: se llenó de parásitos y gerencias inútiles. Es obligación de la nueva gestión de Castañeda no solo disminuir la carga de la planilla sino reestructurar por completo el Municipio eliminando gerencias pomposas y cargos idiotas como el del "defensor de las víctimas de accidentes de tránsito". La MML debe responder ante todo a las necesidades urgentes de la ciudad y cubrir rápidamente las enormes brechas de infraestructura vial que padecemos. Se acabó el floro y la pose progre. Es hora de ponerse a trabajar.

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