domingo, 25 de diciembre de 2016

Caviar en salsa de choros


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Destapar el buzón de Odebrecht ha causado profunda incomodidad y conmoción a la caterva de farsantes de la moral de la prensa caviar, acostumbrados a posar como defensores de la ética con sus ataques diarios y consabidos al fujimorismo. Ahora ya saben que la corrupción no es exclusividad del fujimorismo sino también de varios gobiernos aliados de la izquierda caviar. La primera reacción de estos payasos de la ética ha sido recalcar que Odebrecht está en el Perú desde 1977. Otros incluso han cuantificado el monto de las inversiones de Odebrecht durante los 90, pidiendo que se amplíe la investigación a ese período, ignorando groseramente la confesión del propio Odebrecht según la cual repartió coimas en el Perú entre el 2005 y el 2015. En suma, es evidente que la caviarada está al borde de un ataque de nervios. No saben cómo meter al fujimorismo en este lío, puesto que se han pasado década y media cacareando contra el fujimorismo y ya no conocen otro tema ni tienen otro oficio. Estoy seguro que hasta sus villancicos cantan su odio al fujimorismo. A esos niveles han llegado en su fanatismo enfermizo.

Vamos a ver si es posible resetear el cerebro de estos mediocres para que entiendan que la corrupción es un mal endémico de la humanidad, que vive y reina en la política al amparo de un Estado sin institucionalidad y repleto de burócratas. No es patrimonio de un solo partido ni de un solo gobierno, como estúpidamente han venido pregonando los "luchadores anticorrupción" de la prensa caviar durante dieciséis años. Tal vez esto les cause algún calambre neuronal, hemiplejia cerebral o cefaleas, pero lo van a tener que asimilar tarde o temprano. Ojalá así la prensa deje ese nivel patético de jauría salvaje antifujimorista. Ya es hora de que en el Perú acabe el reinado de la caviarada y entremos a una etapa de racionalidad en el debate político.

Nunca fui fujimorista y no lo soy; pero sí soy amante de la verdad y enemigo de los farsantes. Si hay una cosa que vale la pena hacer en la vida es luchar contra los idiotas que se creen sabios viviendo de mitos, contra los farsantes de la moral, y los miserables que lucran con el agravio fácil, desde los memes infantiles en las redes hasta las caricaturas diarias en la prensa. Todo esto me llevó a enfrentar a esa plaga de progres que se dedica a engañar desde que montaron la CVR para lavarle la cara a la izquierda terrorista. Claro que hubo corrupción en los 90, pero de allí a montar una campaña de odio feroz para insultar a diario por años al fujimorismo ya es otra cosa, incluso peor. La exagerada condena de 25 años a Fujimori cargándole culpas ajenas también fue una vergüenza de la justicia caviar. La cantidad de mentiras que montó la izquierda mediante su prensa basura y sus oenegés parásitas, es de un nivel nauseabundo. Y la cumbre máxima de esta especie de enfermos son esos grupitos de descerebrados que se llaman con nombres fascistas como "Keiko no va", "No a Keiko" y "Fujimori nunca más". Amén de la plaga de cuentas chicha con que han llenado las redes sociales para captar pulpines.

He dicho varias veces que el antifujimorismo ya debería declararse como una enfermedad mental, y no lo he dicho en broma ni en joda. Profesionalmente estoy convencido de esto luego de ver el grado de enajenación mental que padecen estos chicos, e incluso periodistas que se dedican exclusivamente a combatir al fujimorismo, repitiendo como zombies los mismos refritos sobre los 90, ajenos totalmente a la realidad actual, y sobre todo hacerlo día tras día. Vamos a ver si el escándalo de mega corrupción que nos trae el caso Odebrecht, como un huracán pestilente, les ayuda en sus padecimientos mentales a estos sectores y son capaces de cambiar de giro y toparse con la realidad y la verdad. 

Ahora nos toca investigar a los "luchadores anticorrupción", empezando por el trepador de Alejandro Toledo y acabando con el arribista de Ollanta Humala y la usurpadora Nadine Heredia. Ambos, candidatos de la progresía y la caviarada, protegidos permanentes de los estamentos jurídicos en manos de las oenegés de izquierda. ¿O ya se olvidaron cómo taparon el escándalo de las firmas falsas con que se inscribió Perú Posible? ¿Cómo la han hecho larga para investigar el caso Ecoteva y dejarlo paralizado? ¿Cómo pasaron por agua tibia el caso Madre mía? ¿Cómo "extraviaron" el expediente militar de Ollanta Humala para protegerlo? ¿Cómo compraron a los testigos de Madre Mía sin que saliera un reportaje dominical? En fin, largo es el historial de impunidad de los sectores vinculados al progresismo y la caviarada. Pero ahora se trata de la justicia norteamericana. Ahora las cosas son distintas.

Ojalá pues que por el bien del país, empiece a llegar la información y se conozca el destino final de esos millones de dólares de sobornos en mega obras muy sospechosas y costosas como la carretera interocéanica y el gasoducto del sur, solo para mencionar dos perlas. Vamos a ver si el periodismo mediocre en manos de la caviarada cambia de chip y empieza a ocuparse del mundo real y no solo de sus odios y traumas. Ya es hora de que se quiten el disfraz de súper héroes de la lucha anticorrupción antifujimorista y hagan periodismo de verdad. Ha llegado el momento de que el reino caviar termine. El Perú está harto del odio de estos señoritos.

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