miércoles, 3 de enero de 2018

2018: Año de la descaviarización del Perú


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Hoy acabaron formalmente las vacaciones de fin de año y empezamos el 2018 con un nuevo panorama político. El indulto de Alberto Fujimori les ha caído como agua bendita al demonio a todos los sectores de la izquierda patológica infecto contagiosa. Al punto que muchos han empezado a renunciar de sus cargos en el aparato del Estado, desde ministros hasta chupes de última categoría. Y nos hemos topado con cada sorpresa al ver las sabandijas que estaban chupando la teta del Estado solo por ser progres y nakos.

Claro que la mayoría de caviares y progres seguirán bien prendidos de la mamadera. A esos habrá que echarlos. Principalmente de los ministerios de Educación y de Justicia, que son los dos buques insignia de la izquierda hace 17 años, cuando fueron tomados por Diego García Sayán y Nicolás Lynch. Allí empezaron las curiosas reformas destinadas por un lado a favorecer terroristas o a sus familiares, y por el otro, a cambiar la historia para educar a la juventud en el pensamiento CVR, para acabar finalmente imponiendo la ideología igualitarista desde la escuela.

Con el indulto a Fujimori, el presidente PPK pasó a la condición de apestado para los sectores progres y caviares, que ya le han quitado todo su respaldo para correr a meterse en la trinchera de la oposición. Lo mismo pasa con los demás partidos políticos que prefieren la pose y el gesto correctos, y han preferido distanciarse del gobierno criticando el indulto a Fujimori. Habrá que ver con quién termina gobernando PPK. En todo caso no puede ser peor que cuando estaba la caviarada.

La tarea principal de los enajenados de izquierda será tratar de traerse abajo el indulto mediante sus clásicos lloriqueos ante las instancias internacionales. Frente a esto, el gobierno, a través de su presidenta de la PCM, Mercédez Araoz, ha respondido con suficiente firmeza que aunque la CIDH chille y patalee prevalecerá nuestra Constitución, que le permite al presidente indultar sin dar explicaciones a nadie. Así que ya pueden los rojos, progres, caviares y demás hueveras de la izquierda infecto contagiosa juvenil ir poniendo sus barbas en remojo.

Por su parte el fujimorismo sufre también un terremoto interno con la salida de Alberto Fujimori. Es difícil vaticinar lo que puede suceder, y no soy de los opinólogos que gustan hacer de videntes políticos, anticipando escenarios que solo caben en las alucinaciones de un ayahuasquero. Habrá que ver qué ocurre en la tienda naranja, pero de que la naranja está partida, lo está.

Así pues el panorama se presenta bastante interesante. Habrá que ser optimista. Además hay motivos para estarlo, pues este año perece ser el inicio de la descaviarización del Estado. Si tuviéramos una verdadera dirigencia política de derecha, lo que cabría hacer es empezar a derribar los mitos y mentiras que la izquierda ha venido generando y repitiendo durante todo este tiempo sin que nadie les responda. 

La dictadura caviar ha resultado la más larga de la historia moderna, pues ha durado 17 años. Tiempo que supera con creces a la última dictadura militar que en sus 12 años le causó un daño enorme al país. Ahora, tras 17 años de mentiras regadas por progres y caviares, ha terminado infectando el cerebro de los jóvenes, ya no con su nefasto anti imperialismo, marxismo, pensamiento Gonzalo y demás estupideces propias de la izquierda fracasada, sino con un patológico antifujimorismo militante hecho de embustes y cuentos de terror sobre los 90. Habrá que ver de qué manera se revierte toda esa sucia manipulación de la verdad. Hay que hacerlo. Resulta patético ver marchar a tantos jóvenes incautos cacareando consignas bobas, sin darse cuenta de que han sido vilmente engañados por la izquierda, una vez más.

Por nuestra parte, seguiremos en la lucha diaria en contra de las mentiras y de los peligros que se ciernen contra la libertad individual y comercial. Buen año para todos.

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